Analogía de los Siete Rayos.

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Analogia de los Siete Rayos.


En nuestra conversación del mes pasado iniciamos la temática sobre los Siete Rayos. La conversación de hoy se iniciará, como es costumbre, dando un rápido bosquejo a lo que fue dicho el mes pasado.

Para hablar de los Siete Rayos, para hablar de las siete cualidades con las que se manifiesta el Señor del Universo, hay que remontarse a su genealogía cósmica. Y, naturalmente, para ello, habrá que apelar más al juicio de la intuición que no al sentido intelectual de las cosas. Ni yo puedo probar a ustedes lo que voy a decir, ni ustedes por su parte pueden aceptar ciegamente cualquier cosa que puede serles dicha, sobre temas de tan elevada envergadura. Pero, si agudizan el entendimiento, que es la base de la intuición y practican la analogía, la Ley de Analogía Hermética, fácilmente se darán cuenta de que nuestro Universo es septenario porque sus causas son septenarias.

En un libro sagrado de la India, anterior a los Vedas y a los Upanishads, anterior al Bhagavad Gita, un libro que se está destruyendo con el paso del tiempo debido a los millones de años que fue escrito, hay esta siguiente afirmación mística y esotérica, dice así: “Los Siete Rishis de la Osa Mayor, manifestados a través de cada una de sus siete estrellas, tomaron por esposas a las siete vírgenes de la Constelación de las Pléyades, de este maridaje cósmico nació nuestro Sistema Solar”.

Se trata de un poema escrito por los adeptos atlantes, que pudieron averiguar por vía interna la realidad de estas afirmaciones. El lenguaje es poético, pero, extraordinariamente bello y profundo. Como resultado de este maridaje celeste, del Logos de la Constelación del Can, particularmente de la estrella Sirio, partió un rayo de luz – si ustedes prefieren un yo psicológico, egoico – que encarnó en aquello que había sido, principiado, iniciado, o conceptuado, por el Logos de la Constelación de la Osa Mayor y de la Constelación de las Pléyades, el principio masculino, el principio femenino y, como resultado, el Hijo, que es el ser psicológico al cual llamamos Dios.

En nuestras más elevadas concepciones, nuestra mente, nuestro corazón, nuestra intuición más elevada, cuando habla de Dios no puede hacer otra cosa que referirse al Hijo Solar de este maridaje celeste. Y, como resultado de esta unión septenaria masculina y femenina, como resultado de la encarnación dentro de este germen universal de una entidad psicológica proveniente de Sirio, tenemos hoy nuestro Sistema Solar y todo cuanto en él vive, se mueve y tiene el ser. Esto, como inicio cósmico de nuestro Universo, y para dar razón del porqué son siete las cualidades que se manifiestan a través de nuestro Universo.

Todos sabemos esotéricamente que el Universo es septenario porque está reproduciendo en su escala solar lo que se está actuando, lo que está viviendo y, activando, en aquellas grandes constelaciones a las cuales nos hemos referido anteriormente. Entonces, insistir sobre las propiedades, las cualidades, las expansiones provenientes de cada una de estas cualidades cósmicas, constituirá de ahora en adelante, hasta donde nos sea posible llegar, la explicación de los Siete Rayos, entendiendo por Siete Rayos las siete corrientes de vida que provienen, vía nuestro Logos Solar, de la Constelación de la Osa Mayor y de las Pléyades.

Hoy vamos a hablar, siguiendo el hilo discursivo de estas conversaciones, cuanto está de acuerdo o en analogía con los Siete Rayos, tratando de ser lo más consecuentes posibles, porque el estudio de los rayos nos llevará a la comprensión de nuestra propia psicología, a la comprensión de nuestras características y, singularmente, a la forma en cómo podemos adecuar nuestra pequeña vida humana para alcanzar – místicamente hablando – la iniciación que debe hacernos conscientes de nuestra propia línea de rayo y de todos aquellos rayos secundarios que constituyen la vida de nuestro cuerpo físico, de nuestro cuerpo emocional, de nuestro vehículo mental y de nuestro cuerpo búdico.

No pasaremos más arriba, porque llegar aquí es ya convertirse, de hecho, en un superhombre, en un ciudadano del quinto reino de la Naturaleza, en un Hijo de Dios. Hablaremos sobre el misterio de la voz humana y los siete tipos de voz, algo que está al alcance de cualquiera de nosotros.

Hablaremos sobre las correspondencias cósmicas, la voz, el canto, el sonido de cada uno de los Logos inmortales, que dando vida a un planeta sagrado, son los portadores de una cualidad distintiva del Logos Solar. Si nos da tiempo – trataremos de ajustarnos lo más detalladamente posible – hablaremos del Universo considerado como una forma mística dentro del Cosmos, me refiero, naturalmente, a nuestro Universo. Los rayos y los planos de la naturaleza. Los rayos y los reinos de la naturaleza. El plano monádico, el plano espiritual y las Jerarquías planetarias que son la causa y la vida de los reinos de la naturaleza. Los rayos, ya descendiendo a un nivel humano, dando vida a los centros etéricos del individuo o, técnicamente, llamados chacras. Cómo los chacras, portadores de la fuerza de un rayo y, estando en comunicación, en relación, con un planeta sagrado, al informar el cuerpo físico, se convierten en una glándula, una glándula de secreción interna, técnicamente descritas como las glándulas endocrinas. Y, finalmente, las relaciones psicológicas entre el hombre y Dios a través de los Siete Rayos, que son las consecuencias originales de nuestro Sistema Solar.

Si analizamos el Universo desde un punto de vista no intuitivo, sino simplemente lógico, vemos que es absolutamente septenario. Todo cuanto es sonido, color y forma geométrica, se adapta justamente a este sentido septenario. Los siete colores del espectro solar que dimanan de lo absoluto cósmico, de la luz blanca; los siete sonidos o notas musicales de la Naturaleza, en correspondencia con las siete notas cósmicas que emite cada uno de los Logos cósmicos, Señores de un plano, y Señores también de un planeta sagrado, y la forma geométrica de cada plano, deben coincidir perfectamente en el ser humano. Y, en el orden de sonidos, tenemos que la voz humana puede ser catalogada también en siete notas distintas, siete positivas, que dimanan de la Osa Mayor, siete negativas – sin sentido peyorativo, estoy expresando una temática científica –, que provienen de las Pléyades, y algo neutro que condiciona, los unifica y pone en relación ambos tipos, que es la voz neutra.

En el hombre, expresión positiva de la fuerza, tenemos la voz de tenor, de barítono y de bajo. En la mujer, que es la contraparte, relacionada con las Pléyades, femenina por excelencia, se puede catalogar como soprano, mezzosoprano y contralto. Y existe, después, el vínculo de unión, esta voz neutra, conocida por todos nosotros, que es la del ser humano que ha nacido con cuerpo masculino y, no obstante, su inflexión es femenina, al referirse a la voz. Igualmente, en la mujer tenemos el aspecto diferenciado, o contrario, que siendo femenina la expresión física, su voz es casi masculina. Quizá tengamos en este tipo de voz neutra el secreto de la redención final del Universo, o aquello que se denomina en lenguaje místico, el andrógino, que participa tanto de la naturaleza masculina como de la femenina, el cual ha llegado a liberarse de las leyes de espacio y tiempo que llevan adelante la diferenciación, y que producen, finalmente, seguramente en las fronteras de la séptima subraza de la séptima raza, al hombre perfecto, al ser andrógino, que no tiene por qué reencarnar, por cuanto el más y el menos, el positivo y el negativo, está plenamente equilibrado e identificado.

Y, naturalmente, si nos referimos a voz, se nos dice – hablando en términos de magia – que la voz es lo que produce la magia, y que la magia de cada plano se verifica porque hay una entidad, un arcángel – si me permiten ustedes – que está emitiendo una voz, un tono, un sonido, que refleja una cualidad distintiva del Logos Solar.

En su anagrama perfecto, las siete palabras que contienen los siete sonidos cósmicos de la naturaleza creada, son los tres primeros rayos bajo este mandato que todos conocemos, si hemos leído los libros místicos del cristianismo: “Hágase la Luz” y la respuesta de la naturaleza, los cuatro rayos de aspecto de atributo son: “Señor, Hágase Tu Voluntad”.  Son siete palabras y el significado es que se haga la Luz y la naturaleza dice: “Señor, Hágase Tu Voluntad”.

Existen tres rayos de aspecto, creadores, positivos, y cuatro rayos de atributo, y estos rayos de atributo son los que condensan las cualidades mágicas de la Divinidad. Se dice, hablando siempre en términos cósmicos – ustedes me perdonarán porque debemos aludir al Cosmos – que cada uno de los Dioses que dan vida a un plano de la naturaleza, al emitir su voz, dan el contenido esencial para cada uno de estos planos de acuerdo con la cualidad distintiva de la Divinidad.

Como vimos en nuestra anterior conversación, el primer mantram, que corresponde a la nota cósmica SI, adopta como parte positiva de su expresión la cualidad de la Voluntad Creadora, el dinamismo de esta voluntad que quiere ser, y que cuando esta voz, rasgando los éteres del espacio, llega a coincidir en la humanidad, se convierte en la política y el gobierno de los pueblos.

Entonces, hay una gran relación entre la nota SI y el color más potente de la gama cósmica, el rojo, y el primer rayo, la cualidad de la Divinidad de querer ser, de querer manifestarse, y la respuesta como una forma geométrica perfecta que da vida al contenido etérico, o, si ustedes me permiten, al conglomerado químico de este plano en forma de círculos perfectos, y esto da como consecuencia, ya llegando a nosotros, primero, la cualidad de voluntad que tiene todo ser humano de poder expresarse, el querer, la determinación, sin dudas, ser la afirmación de la propia vida, y quiere manifestar los poderes de la Divinidad y que, en el terreno, en el departamento de Trabajo de la Jerarquía Planetaria aquí en la Tierra de expresar a través de la humanidad, o del reino humano, se manifiesta como política, o el Gobierno de los pueblos. No hay ninguna forma de gobierno en el mundo, ya sea totalitario o democrático, que no se ajuste a las normas de gobierno que parten de este aspecto Voluntad, primer rayo del Logos Solar.

Por otra parte, la nota típica del segundo rayo – insistiendo – de este arcángel que emite la voz de amor, de cualidad instintiva, de atracción magnética de la Divinidad, al rasgar los éteres y convertir en fuego el movimiento engendrado por su participación activa en la vida, se convierte en el color azul, el azul profundo, el del firmamento oscuro, este azul casi índigo que presagia el misterio de la naturaleza. La forma – la forma química de este plano nacido de la entonación de la nota LA que emite la Divinidad a través de este Arcángel o Logos Planetario – se convierte en el círculo con un punto en el centro, que significan el principio activo de la creación, es el plano monádico, el primer plano en donde el hombre empieza a tener una razón de ser. Y cuando la vibración, extendiéndose en fuerza en el espacio, llega a coincidir en la humanidad, se manifiesta en forma de religión, en forma de la educación, de la cultura de los pueblos.

Y, el tercer rayo, la nota SOL del gran pentagrama cósmico, se manifiesta en forma del color amarillo. No el amarillo que conocemos, estoy hablando en términos cósmicos. Es el color que a nuestra percepción mortal aparece en forma de amarillo, es la que crea en la humanidad el sentido de la filosofía y de la psicología, y que hace que el hombre comprenda, trate de comprender la vida a través del impulso de este rayo. Y vamos desgranando todos los rayos y luego ustedes verán, en un gráfico que tendremos aquí, en la primera salita de información, para que Uds. puedan comprobar después cómo se está estructurando un plano de acuerdo a un sonido, a un color determinante, que es la cualidad distintiva de aquel rayo, y una forma geométrica que es la que da vida, sustancia química a todas las moléculas y células que compondrán los cuerpos que existan en cada plano.

El cuarto rayo, la nota FA. Se dice que la nota FA del gran pentagrama cósmico es la nota típica de la naturaleza, es la nota típica del equilibrio, de la armonía. Es la armonía que nace de poder trasvasar, si podemos emplear este término tan actual, las energías de los tres primeros rayos hacia los tres rayos, digamos, inferiores, o de atributo, siendo el cuarto rayo en todos los momentos el equilibrador de esta fuerza tremenda de los tres primeros rayos. El sonido, o la nota distintiva de este rayo, tal como la pronuncia el Mahadeva, o Arcángel planetario que tiene a su cuidado y dirección este plano, es la nota FA de la naturaleza y es el color verde. El verde es el color del cuarto rayo por excelencia, es aquel color cósmico que al llegar a la humanidad, después de crear el cuadrado como forma geométrica, se convierte en el arte, en la armonía, en la belleza de la obra de la humanidad. Todo el contenido universal del cuarto rayo estriba en que es el centro de unión de las energías positivas de la Osa Mayor y las negativas – sin afán peyorativo – de las Pléyades. Para que vean Uds. la importancia que tiene para nosotros pertenecer al cuarto reino de la Naturaleza, y que nuestro corazón vibre al impulso del rayo de armonía.

Es interesante, a medida que vayamos descubriendo el valor cualitativo de los rayos, cómo el conocimiento de éstos nos hará conocedores cada vez más del sentido psicológico de nuestra vida. Cuando se sepa más acerca de los rayos todo sufrirá tremendos cambios, porque estaremos en el centro de… (Corte de sonido)… que están incidiendo constantemente sobre la humanidad y que prestan a nuestra vida el encanto de ser, de existir y de manifestarse. Seguramente que una humanidad que comprenda el alcance de los siete rayos, que pueda determinarlos en su interior, no tendrá necesidad de ningún tipo de religión determinada para llegar a Dios, porque el rayo es Sendero, y el Sendero – el Camino, la Verdad y la Vida – es símbolo de los tres primeros rayos que dan vida al espíritu, al alma y al cuerpo del hombre. Por lo tanto, si iniciamos el estudio de los rayos cósmicos de acuerdo con nuestra naturaleza humana, sabremos exactamente el valor afirmativo de lo que es el término místico de Sendero. Hablando simbólicamente, cada uno de los rayos es un hilo de luz, un Antakarana mediante el cual podemos controlar, gobernar y remontarnos hacia las rutas silenciosas de la creación en donde está aquel que, dentro de la línea de rayo, es esta majestuosa entidad psicológica que llamamos el Ángel Solar, o el Yo Superior, o el Ego Inmortal, que está esperándonos para que cumplamos con la tarea inmediata de la humanidad, que es convertirse en un ciudadano del quinto reino de la Naturaleza.

Así, que en tanto vayamos hablando de los rayos, pese a sus repercusiones cósmicas, que no podemos eludir porque venimos del Cosmos, veremos cómo se van aclarando las situaciones kármicas de nuestra vida, cómo es el impulso de los rayos lo que crea la situación planetaria, el tipo de civilización, el tipo de cultura, y la evolución del ser humano y de todo el contenido de la Naturaleza. Así pues, entreguémonos con unción al estudio y a la atención sobre las características relevantes de nuestra personalidad y de aquellas que nacen del contacto con nuestra Alma, para saber con qué efectivos contamos, cuál es la cualidad de nuestro equipo psicológico y cómo, utilizando el equipo psicológico, podemos llegar a la Divinidad.

Realmente el rayo es el sendero y es por el sendero del cumplimiento que llegaremos un día a ser conscientes del Logos Planetario, que con su rayo informa nuestra vida espiritual, mental, emocional o física.

La importancia de los rayos se puede medir en términos de historia. Dijimos el otro día que, pese a que el primer rayo de poder, debido a su tremenda fuerza, a su terrible poder, no está todavía en actividad, sin embargo, en momentos determinantes y determinados de la vida planetaria, la Jerarquía Planetaria debe acudir forzosamente a la fuerza mística y misteriosa de este terrible rayo, tal como ocurrió con el caso de la Atlántida, que fue destruida con un pequeño subrayo del tercer rayo, del primer rayo de poder. Dijimos también, que, pese a que el cuarto rayo de armonía a través del conflicto, no estaba todavía en manifestación, pues cósmicamente se prevé que surja a la manifestación en el año 2025, en el siglo XXI, no obstante, se creyó oportuno por parte de la Jerarquía Creadora de nuestro planeta, la introducción de un cuarto subrayo de este cuarto rayo. Los efectos subsiguientes fueron el Renacimiento. Se vio por primera vez en la historia de la humanidad un resurgir de la belleza plástica y de la armonía de la creación.

Dense cuenta, también, que cuando Napoleón Bonaparte inició la conquista de Europa, estaba actualizando una pequeña parte del primer rayo, que le había sido confiado para iniciar la unidad política de Europa. Como manejó bastante mal la tremenda fuerza de este primer rayo, ustedes saben cuál fue el resultado, se añadieron varias circunstancias en la derrota de Napoleón Bonaparte. Se puede decir, por ejemplo, que cuando se inició el Imperio francés, Francia estaba bajo un trígono perfecto de Plutón, Urano y Júpiter, esto daba un sentido tremendo de fuerza a Napoleón, una individualidad del 1er Rayo, nacido en Córcega, que por estar unida a Francia utilizaba el signo de Leo, que corresponde a la personalidad francesa, e inició todo el recorrido del imperio basándose en este trígono. Cuando quiso invadir Rusia, un famoso astrólogo francés, amigo de Napoleón, le dijo: “No está el momento preparado para invadir la Rusia”, por muchas razones, porque en Rusia en aquel momento se estaba creando un trígono de iguales características de las de Napoleón y, en tanto aquel trígono iba ascendiendo, se estaba formando una cuadratura cósmica sobre Francia. No podía tener éxito la empresa. Dense cuenta también de otra particularidad, la personalidad de Rusia pertenece al sexto rayo – al cual nos referiremos más tarde –, en cuanto a su alma, el alma rusa, entendiendo que una nación tiene una conciencia psicológica que participa igualmente de las cualidades de los seres humanos, tiene una personalidad y tiene un alma, y el alma de Rusia es del séptimo rayo. Coincidiendo con la formación de un trígono, y de que allá, en lontananza, empezaban a descubrirse, a verse las perspectivas de la aurora de Acuario, siendo Acuario el regente de la gran nación rusa, y estando Urano en el Ascendente de Rusia en aquel momento, lógicamente, la cuadratura sobre el cielo de Francia iba restando poder a Napoleón Bonaparte, en tanto que la fuerza del invierno de Rusia, que ganó la batalla, estaba regida por Urano. Entonces, el león que gobernaba la personalidad francesa, fue perdiendo fuerza hasta que quedó derrotado Napoleón. Se dice que Napoleón perdió la batalla en Waterloo, no es cierto, Napoleón perdió la batalla de Francia en Rusia, después todo fueron desastres, hasta que fue confinado, como ustedes saben, a la isla de Santa Elena, donde murió. Pero, es curioso ver cómo los rayos, los signos astrológicos, la personalidad y el alma de las naciones, están plenamente integrados.

Actualmente, un caso curioso que ustedes habrán leído por la prensa: En las elecciones italianas de este año ha habido una gran mayoría comunista, ¿por qué?, porque Rusia tiene el sexto rayo como personalidad, Italia tiene el sexto rayo como alma, y hay una gran comunicación entre estas dos naciones. Dense cuenta, cómo la fuerza de los rayos está imprimiendo un ritmo a la naturaleza y a la civilización de un pueblo. Otro caso curioso, el caso de España. España está en las mismas condiciones que Rusia. Rusia tiene la personalidad del sexto rayo y el alma del séptimo, y España, por el contrario, tiene como expresión de su personalidad objetiva, el séptimo rayo, y como alma el sexto. ¿Qué quiere significar esto?, que el único país en Europa con posibilidades de representar el comunismo universal será España. ¿Cuándo? Los rayos entran y salen de la manifestación – igual que los signos astrológicos –, no se puede determinar el tiempo, pero sí se puede determinar que desde el momento en que una nación sabe que está bajo el imperio de cierto rayo, cada uno de sus ciudadanos, que está apercibido de su propio rayo, puede contribuir de una manera muy profunda y muy extensa a la evolución de su país. Por lo tanto, todos podemos colaborar con la fuerza mística de los rayos para crear condiciones de armonía por doquier en nuestro planeta. ¿Se cansan? (Se dirige a los oyentes)

Oyentes. — No, no, no.

Vicente. —Dense cuenta, también, antes de proseguir con las notas cósmicas de la naturaleza, y, hablando de España, habiendo nacido en este país, tenemos kármicamente ciertos compromisos con este país. Cuanto sepamos de nuestro país desde el ángulo esotérico, servirá para que podamos colaborar en la obra de ayudar a que la cultura, la ciencia, la civilización, el orden y la libertad, estén cuanto más rápidamente en nuestro país. Hemos hablado de que España tiene el séptimo rayo de personalidad y el sexto rayo como alma, dense cuenta, también, que, astrológicamente hablando, España está regida por el signo de Sagitario, esto nos explicará dos cosas: Primero, Don Francisco Franco era un nativo del signo de Sagitario y, por otra parte, estaba utilizando el séptimo rayo del alma del país (de la personalidad) para crear una dictadura, porque el séptimo rayo es el responsable de todas las dictaduras mundiales, incluida la dictadura del proletariado, que, como sabemos, tiene el alma del séptimo rayo Rusia.

Hablando de la quinta nota de la naturaleza, la, nota MI del pentagrama, podemos decir, tal como hemos dicho anteriormente, que la pronunciación de la voz de esta inmortal presencia angélica o arcangélica que informa este plano, crea el color azul índigo perfecto, y que la forma geométrica que este rayo crea al rasgar los éteres del espacio y los pone en incandescencia, es la estrella de seis puntas, aquella que es conocida como la Estrella de David, y que siendo la particularidad cósmica de este rayo la devoción a la obra, la devoción que siente la Divinidad por su creación, al llegar al terreno psicológico humano se convierte en la devoción al ideal. El ideal puede ser el político, religioso, económico, como sea, no se trata del tipo particular de enfoque, se trata sencillamente en ver cómo reacciona la humanidad a ese tipo de rayo. Como ustedes saben, el quinto rayo es el rayo de la ciencia, es el rayo de la investigación, es el rayo que tiene que crear objetivamente aquello que ha planeado la Divinidad. Al quinto rayo se le denomina el Gran Prometeo del Cosmos, porque, según se nos dice, Prometeo es la imagen simbólica del Señor de nuestro Universo, arrancando del quinto subplano cósmico la luz de la mente, la luz del entendimiento que, más tarde, se convertiría en la pequeña mente de los seres humanos. Tiene importancia la expresión de este rayo porque es la nota característica, el color característico, y la forma geométrica característica, la estrella de cinco puntas, del ser que se ha liberado, lo que en términos místicos se dice el Cristo Cósmico. Así que tiene importancia, aparentemente discordante, que el quinto rayo, que es un rayo de observación, sea al propio tiempo el rayo que da vida a esta legión de almas iluminadas que llamamos la Jerarquía Planetaria, no obstante, así es, y toda la trayectoria misteriosa que hemos seguido al hablar de los misterios del cristianismo, y cuando hablamos del Yo Superior, y cuando hablamos del Ángel Solar, estamos refiriéndonos al Prometeo del Cosmos, a Aquél que con el esfuerzo de Su Voluntad y llevado por el amor al ideal, conquistó la luz del entendimiento. Por medio de este rayo, las unidades del reino animal que evolucionaban en el planeta, según se nos dice –no puedo demostrárselo– hace unos veinte millones de años, creó el ser humano, mediante aquel misterio que llamamos de la individualización. Un animal se convierte en un hombre sólo cuando posee el germen de mente desarrollado, y este germen de mente está en sus orígenes en el quinto subplano cósmico y, al llegar a nosotros, se manifiesta en forma de quinto rayo de investigación. Así que es por la investigación que el hombre puede convertirse también en un ser liberado, en un superhombre, en un ciudadano del quinto reino de la Naturaleza.

Y, ya, por último, nos queda la última nota de la octava cósmica, que es la nota DO, con la que se inicia el pentagrama. La nota más descendida es la que, naturalmente, debe crear el plano físico, con todo cuanto existe. La forma característica, vista cósmicamente – tampoco se puede probar –, es la estrella de siete puntas irradiando un color determinado en cada uno de sus vértices, con un punto en el centro que significa que la Vida de Dios ha encontrado Su plena consumación en el plano físico. Es el rayo por excelencia, porque el uno, el primer rayo, el rayo de la creación, debe coincidir perfectamente con el séptimo rayo de objetivación total del Universo. El color es el violeta, el planeta a través del cual se manifiesta esta tremenda fuerza del séptimo rayo es Urano, y Urano es la expresión de la Nueva Era, por cuanto es el planeta que rige la Constelación de Acuario. Dense cuenta, también, la similitud que hay entre el comunismo, no me refiero al comunismo actual, me refiero al programa del comunismo dentro de mil años quizá, pero que ha tenido que venir precisamente a través de una nación que está regida por el séptimo rayo, está condicionado por el planeta Urano y que está bajo la égida, bajo el poder, bajo la manifestación de la gran Constelación de Acuario. La investigación científica, la investigación del espacio, típica de Urano, arrancó precisamente de Rusia. Y les ruego que miren estas cosas con una mente desapasionada porque no intentamos hacer política. Estamos hablando de los rayos, y estamos presentándoles a ustedes unas comprobaciones para que ustedes puedan precisamente darse cuenta de lo que un rayo puede organizar o puede transmutar dentro de la vida económica, psicológica o científica de una nación. Simplemente esto.

Tenemos, también, que el macrocosmos, todo cuanto hemos venido diciendo sobre los Mahadevas, los Arcángeles, los Logos Planetarios o estos Dioses que tienen a su cargo un plano o, también, un reino de la naturaleza, no son sino entidades que al manifestarse crean vidas humanas como nosotros y que, por lo tanto, nuestra representación de acuerdo con las leyes de los rayos ha de ser idéntica, pues, tal como todos sabemos, somos hechos a imagen y semejanza del Creador. Así que en nuestra vida debe demostrarse la séptuple actividad cósmica.

Ya, para terminar, para dar lugar al diálogo, vamos a considerar brevemente cómo coincide en el ser humano la fuerza de cada rayo:

  • El 1er Rayo incide principalmente en el chacra Coronario, el Sahasrara del sánscrito, y como contraparte física tiene la glándula pineal.
  • El 2º Rayo se manifiesta a través del corazón o chacra Cardíaco, y la glándula que utiliza para manifestarse externamente, a través del cuerpo físico, es la glándula Timoides, o timo, de secreción desconocida todavía.
  • El 3er Rayo se manifiesta a través del centro Laríngeo, siendo expresión de las glándulas, las tiroides.
  • El 4º Rayo se manifiesta a través del centro Ajna, está regido por Mercurio, y todo concepto intelectual regido por Mercurio viene por el 4º Rayo, porque el 4º Rayo es el 4º Rayo de la Humanidad, el que informa nuestra raza humana.
  • El 5º Rayo está regido paradójicamente por Venus. Se manifiesta a través del centro Sacro, siendo su expresión… (Corte de sonido)…
  • …se manifiesta por el centro Muladhara, el centro de la base de la columna vertebral, siendo su expresión las gónadas, es decir, el aparato reproductor del hombre y de la mujer.

Hemos cerrado un ciclo, por hoy, para dar lugar a algo de comentario, pero dense cuenta, ante todo, que cuanto estamos diciendo acerca de los rayos no es otra cosa que el deseo que todos tenemos – y todos participamos del mismo – de saber algo más de nuestra naturaleza psicológica, de nuestra vida humana.

Interlocutor. —Esto podrías hacerlo en un gráfico.

Vicente. — Lo llevo aquí dentro, entonces esto, lo tendrán ustedes que… aquél señor lo hará ahí, y ustedes podrán comprobar lo que hemos dicho hoy con más detalles, porque a veces hablando se puede escapar un pequeño detalle, que es lo que tiene de malo el magnetófono, que te registra todo, no te da tiempo a reflexionar, tienes que seguir, seguir, si te equivocas lo sientes mucho, pero te puedes equivocar. Hay muchos datos. Hay, lo menos cien datos aquí, que acabamos de decir, por lo tanto, si falla alguno, ustedes lo tendrán aquí para su comprobación.

Interlocutor. — ¿Podrías dar la nota de sexto rayo?

Vicente. — ¿De sexto rayo?  La nota RE del pentagrama cósmico, cuidado. Quizá no tenga nada que ver con la nota que conocemos, igual que el color. El color le corresponde al índigo, pero tenemos un mal concepto del color índigo. ¿Será éste el concepto?, ¿será éste concepto la realidad de lo que corresponde en el plano cósmico? Les digo que, en esoterismo, hay que valerse más de la intuición y del concepto hermético de la analogía, que de nuestra pequeña mente intelectual. Hay que dejarla a un lado y seguir indagando por medio – tal como trato de hacerlo yo – por medio de la analogía, tratando de ver lo que pasa en mí, y luego diciendo: “si me pasa a mí, también tiene que pasar en el Cosmos”. Todo el mundo está contento, nadie, nadie…

Interlocutor. — Entonces, ¿debemos pensar que los colores, las notas, todo lo que va siendo, digamos, de uno a otro rayo, [Sí, sí] desde arriba hasta llegar al último plano, no deben ser, también, notas o colores más o menos… unos a otros?

Vicente. — Sí, dense cuenta de una cosa, hemos hablado de un plano, pero no hemos hablado de los subplanos. Cada plano tiene siete subplanos, siete gamas, entonces, tendremos que el color violeta – cósmico – dentro de un rayo, o a través de cada subplano, se manifiesta en gradaciones que van de más a menos o de menos a más, según miremos la analogía, entonces, en violeta hay siete tonalidades. Nuestro rayo, el rayo de cualquiera, del universo, tiene siete subrayos, conforme iremos introduciéndonos, en vez de simplificar, nos vamos a extender en consideraciones, pero, cuanto más llena esté la mente, más posibilidad hay de que estalle. Entonces, quedemos libres completamente del contenido. Es como aquel que…, por ejemplo, un globo, cuanto más lleno está más posibilidad hay de que estalle y se funda con el aire. La liberación – la liberación psicológica del ser humano – tiene esta particularidad, que puede crecer hasta un límite, pasadas las fronteras de este límite viene la liberación, siempre y cuando no crezcamos en el sentido horizontal que está creando el conocimiento concreto. Hablo siempre en terrenos positivos de ascensión y de Antakarana, tratando de vivificar todas y cada una de las partículas de nuestro ser psicológico, físico, mental y emocional. Los rayos nos ayudarán en este proceso de liberación. Entonces, hay que estar muy atentos a todo cuanto pasa por nosotros y todo cuanto sucede a nuestro alrededor para no dejarnos condicionar por rayos que no son los nuestros. El contenido ambiental es una mezcla impresionante de rayos, de colores, de sonidos y de formas geométricas, de este maremágnum, – perdonen Uds. la expresión – tiene que salir la luz del entendimiento, entonces, tendremos que bosquejar constantemente y trabajar con el entendimiento y con la espada de la justicia para ver dónde está el rayo que condiciona nuestra vida espiritual para poder ascender por la escala mágica de sonidos, de colores y de formas geométricas. Es decir, virtualmente, convertir en una realidad aquello que hoy solamente es cualidad y apariencia. Será realmente impresionante el día que no necesitemos la apariencia y que podamos vivir de cualidades y de misterios superiores, o de sonidos.

Interlocutor. — ¿Rayo, color, número y nota se corresponden?

Vicente. — Siempre, sí, sí, sí.

Interlocutor. — Existen también en el volumen, se habla de las formas geométricas, ¿existe una relación entre los volúmenes geométricos y los sonidos?

Vicente. — Sí, pero, dense cuenta de una cosa, que cuando hablamos de volúmenes nos referimos a un concepto tridimensional y que, al entrar en una cuarta dimensión, por ejemplo, el término volumen ya no nos sirve, por cuanto una de las características de la cuarta dimensión es que se puede ver a través de los cuerpos opacos. ¿De qué nos sirve entonces el volumen? Ahora bien, la analogía se puede expresar quizá también en volumen, pero escapa a nuestra consideración actual, porque nosotros, nuestra mente intelectual, está capacitada para percibir, catalogar, discernir, según un universo geométrico de tres dimensiones. Cuando escapamos de aquí a través de un discernimiento superior, o utilizando la intuición, nos perdemos, no existe forma visible. Solamente cuando estamos adquiriendo la potencialidad de un plano, porque hemos adquirido el poder de entonar la nota de aquel plano, de ver el color y reproducir en nuestra vida la forma geométrica, entonces, veremos, oiremos, percibiremos, y tendremos los sentidos desarrollados en aquella dimensión. Pero, en este momento no puedo decírselo. Pero, la idea es esta, ¿eh? Ascendiendo siempre por la escalera mágica de los sonidos.

Interlocutor. — ¿El centro Alta Mayor, tiene relación con el desarrollo de los rayos?

Vicente. — El centro Alta Mayor es el nexo… – me perdonarán, que dibujo muy mal, pero vaya –, aquí tenemos, por ejemplo, la glándula pineal, la pituitaria, el corazón, aquí tenemos el centro laríngeo, y aquí (señala en la pizarra) tenemos la columna vertebral. Los centros están conectados todos a esta línea, pues bien, allí en donde exista la conexión entre el centro de la laringe, que se expresa mayormente aquí, aunque lo veamos en esta dimensión, en esta forma (señala), cuando a lo largo de la columna vertebral asciende la fuerza mística del corazón, hace un hueco, por así decirlo, en este lugar transitorio en donde la fuerza de la forma de Kundalini hace contacto con este centro. El centro Alta Mayor es el centro de distribución de la fuerza que asciende de los planos inferiores hacia los superiores. Tenemos estos tres centros y el que está ascendiendo de aquí (señala). Entonces, Alta Mayor es éste, es un lugar de paso, no es un centro definido, es el punto en donde al terminar a columna vertebral – aquí en la nuca – está el centro, es donde cuando se medita en forma negativa existe un gran dolor, que no puedes levantar la cabeza. Si se medita correctamente, entonces, las energías van ascendiendo a través de estos canales y van haciendo su trabajo a través de los demás centros. Ahora, tal como estamos en nuestro estado de evolución, el problema está entre estos dos centros (señala), se da por descontado que el centro Alta Mayor ha cumplido su objetivo, el punto de confluencia entre las energías que ascienden de los chacras inferiores, hasta hacer contacto con los chacras de la cabeza, los superiores. ¿He contestado la pregunta? No está catalogado como un centro, es un lugar de paso, ¿eh?

Interlocutor. — ¿Me podrías aclarar cómo podríamos conseguir conocer cuál es nuestro rayo del alma o el personal?

Vicente. — Sí. La pregunta es la pregunta que yo esperaba, y claro, es la pregunta típica. Yo diría que, en todo caso, deberemos ser lo que no somos, muy observadores, prestar mucha atención a nosotros mismos, a todo cuanto ocurre dentro y fuera de nosotros, que no exista ninguna desviación de nuestra voluntad hacia la dispersión, que no exista dispersión. Con el tiempo, la observación será tan aguda y penetrante que, por vía infusa – permítanme esta expresión mística –, sabremos cuáles son los rayos que nos condicionan, los rayos, primero, del Ángel Solar, los rayos de la mente o de la personalidad, los rayos del cuerpo emocional y los rayos del cuerpo físico. Si sabemos los rayos del cuerpo físico, sabremos cómo librarnos de una enfermedad. Ya lo estamos haciendo, aunque inconscientemente, singularmente en los casos de curación psíquica. Hay personas que tienen la facultad de curar psíquicamente a los otros y pueden aliviar enfermedades; ahí donde no llega habitualmente la ciencia en su proceso de investigación, puede llegar el taumaturgo. Se dice esotéricamente, también, que Cristo curaba a través de los devas color violeta, siendo precisamente los devas de color violeta los devas del plano físico. Él, que manejaba los éteres correctamente, le era fácil curar a una persona, porque introduciendo la fuerza, el sonido, la voz y la forma geométrica de aquel plano, ponía automáticamente en armonía el cuerpo enfermo. Un caso de curación, por ejemplo, de los leprosos, de los ciegos, es fácil para un taumaturgo, de la categoría de Cristo, naturalmente, del Cual los sanadores modernos son pequeñas mistificaciones – Uds. me permitan esta observación –, pero, es un intento, no todo el mundo está todavía a la altura de Cristo, pero tenemos su obra por doquier, solamente falta, no imitarla, tratar de reproducirla.

Interlocutor. — Entonces, ¿los actuales acupuntores basan su ciencia médica en este principio que usted acaba de decir?

Vicente. — No, no. Están basándose en centros nerviosos. La ciencia de la acupuntura se basa en la red etérica de los nadis, las corrientes nerviosas enlazadas con el sistema simpático. Entonces, sabiendo los puntos clave de los nadis… Los nadis son la red etérica del sistema nervioso, así como el chacra es el centro etérico que corresponde a una glándula. Las correspondencias físicas y psíquicas son perfectas constantemente, entonces, cuando se restablece la comunicación a través de un nadi, circula la energía etérica a través de los centros y, entonces, se puede curar. Y esto lo sabían los antiguos, no solamente los chinos, los japoneses, sino que Occidente lo sabía también, de una manera quizá más deformada, pero basándose en idéntica realidad fueron los alquimistas de la Edad Media que dominaban esta ciencia, aunque no le dieran el nombre de acupuntura. La Transmutación, de hecho una transmutación se verifica a través de los nadis.

Interlocutor. — ¿Existe una relación entre el pentagrama cósmico, que usted tan bien nos has descrito, y la llamada música de las esferas que dicen han percibido algunos místicos?

Vicente. — Sí. Le voy a decir que — precisamente usted ha captado lo que iba a decir, usted es telepática — una de las cosas que mantiene en vilo la observación científica, aunque para el místico y para el esoterista entrenado esto constituye una experiencia a la que debe ajustarse en según qué iniciación, es el sonido o la música de las esferas. Dense cuenta de que para la vista de un Adepto de la séptima iniciación, remontándonos, cuando se llega a la séptima iniciación, el Adepto puede salir de la órbita de nuestro Sistema planetario y viajar hasta Sirio. Por lo tanto, desde Sirio, cuando se contempla desde Sirio nuestro Sistema Solar aparece en forma de una flor, una flor con siete pétalos de distinto color, que son los del colorido al cual se ajusta todo el dictado de la naturaleza. Se nos dice, también, que el paso del aliento creador agitando los pétalos de esta flor, arranca un sonido y este sonido, séptuple, que llega a los oídos inmortales de este Adepto, aparece como la música de las esferas. Toda persona, toda cosa, emite un sonido, sin darse cuenta. Un Logos, sin darse cuenta emite el sonido, el que le es propio, el característico. Entonces, por ejemplo, la nota RE del pentagrama, dando un color cósmico a su plano, se manifiesta en el planeta Vulcano como un sonido especial, una nota cósmica. Un gran teclado cósmico y están siete notas, con siete subtonos, y en cada subtono otros siete subtonos menores. Así, que el oído experto de esas entidades, al poner atención sobre nuestro Universo, siente la música de las esferas de nuestro Universo. Y qué será – pregunto yo – la música de nuestro Universo cuando estén desarrollados completamente y convertidos en planetas sagrados todos los planetas existentes más los dos ocultos todavía, los que están martirizando a los astrólogos, en ciertos casos, porque no saben, hay algo que escapa a su razonamiento. Por lo tanto, cuando todo el contenido universal sean doce planetas sagrados vibrando a octavas de frecuencia desconocida, inimaginable para nosotros, con los doce colores descriptivos del Universo, y las galaxias a las cuales no podemos acceder ni aún con el pensamiento… uno queda aterrado ante esta maravilla y ante esta música, de la cual las más bellas melodías es solamente una mistificación. Pero, por la escala de sonidos menores llegaremos un día a la gran sinfonía cósmica. Es la ley, la evolución.

Bien, vamos a terminar por hoy. Me permitirán ustedes que les diga que son maravillosos, porque, con frío, con calor, – y ustedes saben que hemos tenido calor, como el mes pasado – han venido ustedes asistiendo regularmente a estas pequeñas conversaciones. Esto para mí tiene un significado trascendente, pues me dice de una manera fehaciente, positiva, que el corazón humano está latiendo al compás de lo cósmico, y que ustedes están vibrando de una manera tan sintónica con el Cosmos que, para mí, es muy fácil hablar aquí, entre ustedes.

 


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