Bhagavad Gitâ (IV) Conocimiento espiritual

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1973
Bhagavad Gîtâ
El Bendito Señor Krishna dice:
  1. Yo declaré a Vivashvân esta sempiterna doctrina del Yoga. Vivashvân la enseñó a Manú. Manú la reveló a Ikshvâku.
  2. Y así, fluyendo de labio en labio por la progenie, llegaron a conocerla los Rajarshis. Con el rodar de los tiempos desmayó este Yoga en el mundo, ¡oh Parantapa!
  3. Esta misma antiquísima doctrina es la que Yo te he revelado ahora a ti que eres Mi devoto y Mi amigo. Esta doctrina es el Supremo Arcano.

    Arjuna pregunta:

  4. Tú naciste después que Vivashvân. ¿Cómo pues, me has dicho que Tú se la declaraste a Él desde el principio?

    El Bendito Señor Krishna dice:

  5. Muchos nacimientos he dejado Yo tras Mí, y muchos dejaste también tú, ¡oh Arjuna!, pero Yo los recuerdo a todos y tú no recuerdas los tuyos, ¡oh Parantapa!
  6. Aunque soy el nonato e imperecedero Ser, el Señor de todos los seres y cobijo la Naturaleza que es Mi dominio, también nazco por virtud de Mi propio Poder (Mâyâ) .
  7. Cuandoquiera que el Dharma desmaya, ¡oh Bhârata!, y cobra bríos el Adharma, entonces renazco,
  8. Para proteger a los buenos, corregir a los malos y restaurar firmemente la justicia, de edad en edad renazco Yo con este intento.
  9. Quien así conozca en su esencia Mi divino nacimiento y Mis acciones divinas, ya no volverá a nacer cuando deje el cuerpo, sino que a Mí se unirá, ¡oh Arjuna!
  10. Libres de pasión (Kâma), temor (Bhaya) y cólera (Krodha), purificados en fuego (Tapas) de sabiduría, acogidos a Mí y llenos de Mí, se inmergieron muchos en Mi Ser.
  11. Comoquiera que los hombres se acerquen a Mí, los bien recibo; porque sea cual sea el sendero que escojan, es, ¡oh Pârtha!, Mi Sendero.
  12. Quienes ansían recompensa por sus acciones adoran a los Devas en la Tierra; porque en el mundo de los hombres poco tarda en dimanar el provecho de la acción.
  13. Por la diversa distribución de cualidades (Gunas) y acciones (Karmas) emanaron de Mí las cuatro castas; reconóceme por autor de ellas aunque esté inactivo y sea inagotable.
  14. Ni Me afectan las obras ni apetezco sus frutos. Quien así Me conoce no está ligado a la acción.
  15. Sabedores de esto, cumplieron tus antepasados las obras con propósito de liberación. Así pues, cumple tú también las obras como en remotos tiempos tus antepasados las cumplieron.
  16. ¿Qué es la acción? ¿Qué la inacción? Aun para los mismos sabios (Kavir) es difícil la respuesta. Así, te declararé lo que es la acción, y, sabiéndolo, quedarás libre de mal.
  17. Necesario es distinguir entre la acción correcta, la acción incorrecta y la inacción. Misterioso es el sendero de la acción.
  18. Quien ve la inacción (Akarma) en la acción (Karma) y la acción en la inacción es sabio entre los hombres, y en armonía permanece mientras ejecuta toda acción.
  19. Al de obras no moldeadas en el deseo y cuyas acciones se consumen en el fuego de la sabiduría [note]Ese “fuego de sabiduría” es ver que la inacción se halla en la base de todas las acciones. La madre de la acción es Kâma (deseo) y Sankalpa (pensamiento). El Sabio, realiza la acción sin estos dos. Su acción, naturalmente “quema” sus raíces en ese fuego de su sabiduría.[/note], los doctos le llaman Sabio.
  20. Inapetente al fruto de las obras y siempre satisfecho, de nada se ampara, no haciendo cosa alguna, aunque todas las haga.
  21. Libre de esperanza (Nirâshi), con su mente y su ser disciplinados y todo anhelo de goce en abandono, cumple las acciones sólo por el cuerpo, y no cae en pecado.
  22. Satisfecho con lo que quiera que obtenga sin esfuerzo (Yadricchâ), libre de los pares de opuestos, exento de envidia, equilibrado en la dicha y en la adversidad, no está ligado a las acciones que ejecuta.
  23. De quien tiene los apetitos muertos y el pensamiento firme en la Divinidad, de quien sacrifica las obras y permanece en equilibrio, todas las acciones se disipan.
  24. El Eterno es la oblación; el Eterno es la purísima manteca ofrecida por el Eterno en el fuego del Eterno. Al Eterno se unirá quien al obrar en verdad medite plenamente sobre el Eterno[note]Sólo se une al Eterno quien Lo descubre allende lo transitorio. Los demás permanecen atados al mundo de las formas. El hombre sabio ve a Dios en todas las cosas y en todo momento.[/note].
  25. Algunos Yogis ofrecen sacrificios a los Devas[note]A través de ofrendas, ceremonias, meditaciones, peregrinaciones a los Templos, cantos devocionales, etc.[/note]; otros, únicamente ofrecen el sacrificio en el fuego del Eterno[note]Estos últimos son aquellos para quienes todo es Dios y Lo ven por doquiera presente.[/note].
  26. Hay quienes sacrifican el oído y demás sentidos en el fuego de la mortificación [note]Se refiere a aquellos aspirantes espirituales que vuelcan su atención hacia su propio interior, para contemplar al Señor en lo profundo de su corazón.[/note]; otros, sacrifican los sones y demás objetos de sensación en el fuego de los sentidos[note]Son estos los que ni gozan ni sufren con aquello que es percibido a través de los sentidos. Reciben cuanto les sucede con santa indiferencia.[/note].
  27. En el fuego de la encendida sabiduría de Yoga lograda por el dominio de sí mismos, ofrecen otros en sacrificio todas las funciones de la vida y de los sentidos[note]Se refiere a aquellos que ponen a los pies de Dios sus
    sentidos, energías vitales, mente y discernimiento.[/note].
  28. También hay otros hombres concentrados que por voto solemne ofrecen el sacrificio de pobreza (Dravya-Yajña) , el sacrificio de austeridad (Tapo-Yajña), el sacrificio de yoga (Yoga-Yajña), el sacrificio de sabiduría(Jñana-Yajña) y de silenciosa lectura (Svadyaya-Yajña).
  29. Aún otros ofrecen en sacrificio la espiración en la inspiración y la inspiración en la espiración, reteniendo los soplos pulmonares con objeto de dominar el aliento[note]Se refiere al control de la mente logrado a través del control de la respiración.[/note].
  30. Otros, metódicos en el ayuno, ofrecen en sacrificio los alientos vitales en los alientos vitales[note]Se refiere a aquellos que controlan el alimento que ingieren,
    realizando ayunos, etc., y así, regulan también sus alientos vitales o Prânas.[/note]. Todos estos están habituados al sacrificio y con el sacrificio lavaron sus culpas.
  31. Quienes se sustentan con el Amrita que es residuo del sacrificio, se unen con el inmutable Eterno. Si este mundo no es para quienes prescinden del sacrificio, ¿cómo ha de serlo el otro, ¡oh el mejor de los Kuravas!?
  32. Muchos y muy diversos sacrificios se ofrecen de este modo ante el Eterno. Sabe que todos dimanan de la acción. Si así lo comprendes, quedarás libre.
  33. Mejor que el de cualquier ofrenda es el sacrificio de sabiduría, ¡oh Parantapa!, porque toda plenitud de acción, ¡oh Pârtha!, está culminada en la sabiduría.
  34. Aprende esto por discipulado (Pranipatêna), por investigación (Pariprashnêna) y por servicio (Sevâsia). Los sabios, los videntes de la esencia de las cosas, te aleccionarán en sabiduría.
  35. Y cuando lo hayas aprendido, no volverás a caer en confusión, ¡oh Pândava!, porque por ello verás a todos los seres sin excepción en Atman, y de este modo, en Mí.
  36. Aunque fueras máximo pecador entre pecadores, aún podrías cruzar sobre todo pecado en la nave de la sabiduría.
  37. Como el fuego abrasador convierte en cenizas la madera, ¡oh Arjuna!, así el fuego de sabiduría, reduce a cenizas las acciones.
  38. Verdaderamente, no hay purificante en este mundo que a la sabiduría iguale. Quien está perfeccionado en el yoga, la encuentra en Atman en oportunidad de tiempo.
  39. El hombre lleno de fe (Shraddha), así como el que subyuga sus sentidos, logra sabiduría y, una vez lograda, llega velozmente a la Suprema Paz.
  40. Pero el ignorante, el hombre sin fe y esclavo de la duda, camina hacia su perdición, porque ni en este mundo ni en los mundos del más allá hay felicidad para quien duda.
  41. Al que renuncia a las obras por el yoga, al que desarraiga sus dudas por el conocimiento de Dios, al que está regulado por Atman (Atmavântam), no le ligan las acciones, ¡oh Dhananjaya!
  42. Así, pues, en cuanto desarraigues con la espada de la sabiduría esa duda que nacidade la ignorancia habita en tu corazón, afírmateen el Yoga y yérguete, ¡oh Bhârata!
Así, en el Glorioso Upanishad del Bhagavad Gîtâ, la Ciencia del Eterno, el Libro de la Unión Divina, el coloquio entre Sri Krishna y Arjuna, es el Cuarto Capítulo titulado: CONOCIMIENTO ESPIRITUAL

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