El Bendito Señor Krishna dice:
- Intrepidez, inocencia (Sattwasamshuddhi), perseverancia en el Yoga de Sabiduría, caridad, abnegación, dominio de sí mismo, estudio de las Escrituras, austeridad, rectitud,
- Mansedumbre, veracidad, paciencia (Akrodahâ), renunciación, sosiego, sinceridad (Apaishunam), compasión por los seres vivientes, castidad, benevolencia, modestia, constancia.
- Firmeza, misericordia, fortaleza, pureza, humildad, indulgencia: he aquí ¡oh Bhârata!, las virtudes de quien nació en condición divina.
- Hipocresía, soberbia, presunción, ira, aspereza e ignorancia: estos son, ¡oh Pârtha!, los vicios de quien nació en condición demoníaca.
- Las virtudes conducen a la Liberación; los vicios a la esclavitud[note]Esto es, encadenan al hombre al mundo de los mortales por medio de sucesivos renacimientos.[/note] Mas no temas, ¡oh Pandava!, tú naciste en condición divina.
- De dos estirpes son en este mundo las criaturas animadas: divina y demoníaca. Ya te he descripto la divina. Escucha ahora lo que es la demoníaca.
- Los hombres de naturaleza demoníaca ignoran la acción y la omisión. Ni pureza ni honradez ni verdad hay en ellos.
- Así, dicen: “En el universo nada hay que sea verdad, ni tampoco hay Dios alguno que lo rija. Todos los seres proceden de la unión sexual sin más causalidad que la lujuria”.
- Con tales ideas se muestran como enemigos suscitados para la destrucción del género humano estos hombres ciegos para la Verdad, de acciones brutales y rudimentario discernimiento.
- Esclavos de insaciables apetitos, poseídos de vanidad, presunción y soberbia, indúcelos el error a falsos conceptos y obran movidos por impuras determinaciones.
- Forjan infinitos proyectos cuyo término es la muerte, y creen que en la satisfacción de sus deseos consiste el Supremo Bien, equivocadamente convencidos de que todo se cifra en esto.
- Mantenidos en esclavitud por cien ligaduras mundanas y efímeras, se abandonan ciegamente a las pasiones y se esfuerzan en acopiar por medios ilícitos montones de riquezas con que satisfacer su apetito de goces sensuales.
- Ellos dicen: “Esto gané hoy; esto me propongo ganar. Ya es mía esta riqueza y también lo será mañana tal otra”.
- “Me deshice de este enemigo y de igual modo me desharé de otros. Soy el dueño, el disfrutador. Soy afortunado, poderoso y feliz”.
- “Soy rico, noble, ¿quién como yo? Ofreceré sacrificios, daré limosnas, viviré dichoso”. Así los engaña la ignorancia.
- Combatidos por multitud de pensamientos, envueltos en las redes del error, atentos a la satisfacción de sus deseos, acaban por sumergirse, llevados por sus pasiones, en mares de dolor.
- Ególatras, obstinados, poseídos de orgullo, embriagados en la codicia de riquezas, ofrecen sacrificios por vana ostentación, contrariamente a los mandatos de la Ley escrita.
- Estos hombres ciegos que no pueden verme, poseídos por el egoísmo, se tornan altaneros, insolentes, sensuales e iracundos.
- Ellos, a quienes el error los torna ciegos y los hace malvados y aborrecibles, sumergiéndolos en mares de vilezas, caen, arrojados perpetuamente en indignas matrices.
- Y caídos entre las sombras, alucinándose de nacimiento en nacimiento, no Me alcanzan, ¡oh Kaunteya!, y en los más profundos abismos se sumergen.
- Tres son las puertas de este infierno destructor del ser: lujuria, ira y avaricia. Así pues, debe el hombre apartarse de ellas.
- El hombre que se salva de estas tres puertas tenebrosas, ¡oh hijo de Kunti!, realiza su propia felicidad, y llega a Mí, su Padre Celeste, que soy la Meta Suprema.
- Pero el que desprecia los mandamientos de los Libros Sagrados y se entrega a los impulsos del deseo, no alcanza la perfección, nila felicidad, ni la Meta Suprema.
- Por lo tanto, sean las Escrituras tu norma en la determinación de lo que debe y lo que no debe hacerse. Obra siempre de conformidad con las Escrituras, cuyos preceptos conoces.
Así, en el Glorioso Upanishad del Bhagavad Gîtâ, la Ciencia del Eterno, el Libro de la Unión Divina, el coloquio entre Sri Krishna y Arjuna, es el Decimosexto Capítulo titulado: YOGA DE DIVISION ENTRE LO DIVINO Y LO DEMONIACO