Para el establecimiento de la tercera subraza, la irania, el Manú escogió hombres y mujeres que, como vimos en casos anteriores [ comienzos | 1ª subraza | 2ª subraza ], había cuidadosamente preparado durante algunos siglos en uno de sus valles que descendían entre colinas hasta el entonces Mar de Gobi, para de esta forma, irlos desenvolviendo hasta tener tipo un peculiar y propio que se ajustara a los planes previstos para cada subraza.
Este pueblo iranio fue más aficionado al pastoreo que al cultivo, y mantenían numerosos rebaños de ovejas y carneros, así como muchos caballos.
El Manú advino (encarnó) en la tercera subraza en la quinta generación y dejó que el pueblo fuese multiplicándose durante unos dos mil años, hasta que pudo poner en pie de guerra 300.000 combatientes capaces de soportar fatigosas y forzadas marchas.
Esta vez no tuvo la emigración el ordinario carácter de éxodo, sino sencillamente consistió en la movilización del ejército, pues mujeres, personas mayores y niños quedaron en el valle.
El Manú logró vencer fácilmente, con su brioso ejército de 300.000 hombres, a las hordas de los nómadas que se aventuraron a disputarle el paso por los desiertos de la región de Kashgar.
Sin dificultad sometieron la Persia en dos años y después subyugaron a la región de Mesopotamia. El Manú promovió el establecimiento de destacamentos militares por todo el país para así consolidar y estabilizar la conquista y los futuros asentamientos.
De esta forma, se construyeron fuertes, primero de tierra y después de piedra, hasta forman una red sobre todo el territorio para impedir el ataque de los montañeses. Durante algunos años hubo eventuales combates, y cuando el país estuvo del todo pacificado y bien dispuesto, llamó el Manú a la numerosa caravana de mujeres, personas mayores y niños que se habían quedado en el valle de la tercera subraza irania.
Progresivamente fue acrecentándose el poderío de esta tercera subraza, y en pocos siglos dominó toda Asia occidental, desde el mar Mediterráneo hasta los Pamires y desde el golfo Pérsico hasta el mar de Aral.
El imperio subsistió subsistió hasta cerca del año 2.200 a.C.
En este largo período de 28.000 años ocurrió un suceso de suprema importancia: el advenimiento (encarnación) del Maháguru en la figura del primer Zarathustra para fundar la religión Mazdeista o del fuego, el año 29.700 a.C.[note]Por la importancia del legado de Zarathustra o Zoroastro y su impacto incluso hasta la presente era de Acuario, lo abordaremos en un artículo aparte[/note]
Durante los 28.000 años la mayor parte del tiempo estuvieron separadas Persia y Mesopotamia, con gobiernos independientes. Algunas veces ambos países quedaron divididos en pequeños Estados feudatarios de un soberano central. Frecuentemente tuvieron que luchar con los mongoles, los montañeses del Kurdistán y los indos del Kush. Los iranios eran buenos mercaderes y negociantes, y mucho más sedentarios que la segunda subraza y con mejor definidas ideas religiosas.
Josep Gonzalbo
- Arthur Powell (1930). El Sistema Solar. Buenos Aires. Editorial Kier.
- Annie Besant; C.W. Leadbeater (2005). El Hombre: de dónde y cómo vino y adónde va. Madrid. Editorial Luis Cárcamo.
- W. Scott-Elliot (1896 & 1904). The Story of Atlantis & The Lost Lemuria. Versión electrónica.