El Ego y el Cuerpo Causal

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Cuerpo causal

Introducción

El cuerpo causal, descrito por San Pablo, el cuerpo de luz, es un cuerpo de rara belleza, un estuche, un cáliz, donde mora el observador causal, el Ángel Solar o el Ángel de la Presencia, o tal como estamos habituados a describirlo en los estudios teosóficos, el Yo Superior.

Este cuerpo de luz ha sido creado con la sustancia de los buenos pensamientos, de los buenos deseos, de las correctas inspiraciones de la personalidad, conforme va creando el Sendero.

Es decir, que el sacrificio místico del Ángel Solar significa que para acelerar el proceso de evolución de la Humanidad, unos seres extraordinarios, que en la Doctrina Secreta de Madame Blavatsky se denominan los Dyanes del Fuego, decidieron, interpretando la Voluntad del Creador, ayudar a la raza de los hombres que evolucionaba.

Este hecho, según se nos dice, hubo una invocación superior, porque entonces evolucionaba el hombre-animal. El hombre había adquirido un poder sobre las circunstancias y había creado un cuerpo definido, pero carecía de autoconciencia y, naturalmente este desnivel dentro de la vida de la Naturaleza, este clamor invocativo que se elevaba de la raza incipiente de los hombres, llegó tal como llega todo motivo de meditación, a los ojos místicos del Creador y, atendiendo esta demanda, arrancando tal como se dice en los libros sagrados de la India, como pétalos sagrados de Su corazón místico a los Ángeles Solares, los transportó vía el éter, vía la sangre de los dioses, hacia el planeta Tierra y, entonces, por primera vez en la historia de la raza humana, un Ángel Solar introdujo un pequeño huevo, digamos así, como Ave Fénix, dentro de la mente del hombre o de lo que era el elemento preparado para la mente del hombre y creó la autoconciencia.

Desde aquel momento el hombre ya no vio las circunstancias solamente como un proceso histórico o de sueño que se realizaba y del cual él no se daba cuenta, sino que empezó a darse cuenta de que estaba siendo un actor dentro de un drama cósmico y así empezó a actuar la raza de los hombres.

Los inicios fueron dolorosos porque tenía que vencer toda la resistencia impuesta por un cerebro condicionado todavía por el instinto animal, pero si después de estos hipotéticos veinte millones de años, vemos el hombre actual, con el gran avance de la técnica que le permite adueñarse del espacio o de crear toda la tecnología actual, vemos el paso de la evolución, el paso de la conciencia del hombre, desde aquel cerebro instintivo de la mente, hasta hoy día, en que hemos creado el cuerpo causal, para que el Gran Adepto, el Ángel Solar, pueda vivir libremente sin el agobio, pues se nos dice que, el Ángel Solar —son palabras místicas— vino desnudo, huérfano, fue un gran sacrificio, el gran sacrificio siempre es desnudez.

Al situarse en tercer subplano del plano mental, estableciendo allí su morada para conectarse en el cerebro del hombre vía su corazón y de allí a la Mónada, y más arriba al Dios del Universo, no hizo más que atender las súplicas, las invocaciones de la raza de los hombres.

Entonces, empiezan a crearse los siete velos que encubren el cuerpo causal del Adepto o la vida del Adepto empieza a estar dentro de un estuche, del color del arco iris se nos dice, el que lo ha podido ver clarividentemente, y que tiene la misión de ayudar al hombre hasta que el hombre accede a la quinta dimensión, hablando en términos ya de dimensión, pues así hemos empezado la discusión de hoy, una vez ha establecido su morada el alma en aquel lugar sagrado, que se ha puesto en contacto con el Alma Solar, y ha aprendido de este alma todo el contenido de sabiduría cósmica de las edades, reflejadas en los pétalos del Loto del Corazón de Dios.

Vicente Beltrán Anglada

 

Reunión del GRUP DE LLEVANT para tratar el tema «El Ego y el Cuerpo Causal».

26 de noviembre de 2017.
La Pinada. Gilet (Valencia). España.

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