Las Reglas Básicas del Agni-Yoga

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Las Reglas Básicas del Agni-Yoga Madrid, 22 de mayo de 1981

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Vicente Beltrán Anglada. — Parece ser que ayer llegamos a ciertas e importantes deducciones respecto a lo que podemos denominar el Yoga de la Nueva Era, el Agni-Yoga, o el Yoga de Síntesis, en un sentido muy especial en el que ayuda a cultivar la originalidad humana.

El hombre, la mujer, el ser humano, han llegado a un cierto estado de mecanización, dentro de esta mecanización, los valores individuales, los valores singulares, se han ido perdiendo.

Entonces, lógicamente, no existe creatividad, la persona tiende a copiar, a reproducir, pero, no a estimular su sentimiento creador.

Como consecuencia de esto, existe lo que técnicamente podemos llamar la masificación de los yogas, entendiendo genéricamente por yoga, la ciencia de unión del hombre inferior con el aspecto superior o divino.

El yoga, cualquiera que sean sus aspectos, siempre tiende a reproducir esta nota sintónica de unidad con lo superior.

Llegamos, también, a ciertas deducciones de carácter práctico, como son las que tienen que ver con las actividades del yoga en nuestra vida, que podría resumirse concretamente en una observación sin identificación.

Si logramos ver las cosas sin identificarnos con las mismas extraeremos de estas cosas su más íntimo significado

El apego a aquella cosa nos impide ver la verdad y, como la verdad es de por sí incondicionable, al querer condicionarla, automáticamente matamos en nosotros los impulsos creadores, y existe, entonces, lo que podemos llamar la gran corriente mental de identificación, y esta identificación al masificarse en el individuo lleva a la masa; sin afán peyorativo.

El ser humano está siendo masificado por una serie de técnicas de yoga estandartizadas, hasta el punto de que no se sabe claramente qué es lo que persigue el individuo a través de ella: si es un proceso de auto-glorificación, si es un proceso de miedo ante sus propios problemas psicológicos y busca un refugio, busca un sucedáneo en su vida, o bien, es que ha perdido –como decía antes- su capacidad creadora, y desde el momento en que la persona pierde su capacidad creadora y entra en la gran corriente de masificación, automáticamente deja de crear, deja de pensar por sí mismo.

Siendo muy concreto, en vez de pensar, es pensado, y lo que piensa a través del individuo es la corriente o el ambiente social que nos rodea, son los impactos que van y vienen y que la mente recoge porque no puede hacer otra cosa que recoger los desperdicios del ambiente, en lugar de situarse en un plan de creación, la cual no es posible si no hay una observación sin premeditación.

Decíamos, también, que cuando existe esta corriente de anticipación a los hechos, lo cual indica que hay creatividad interior, se anticipa el curso de la historia, y aquello que tiene que reproducirse o proyectarse en el ambiente planetario dentro de “equis” años, se puede plasmar inmediatamente aquí y ahora.

Quisiera durante el curso de nuestra conversación de hoy, que analizásemos juntos esta posibilidad de vivir intensamente aquí y ahora para poder anticipar el curso de la historia, para poder penetrar en el futuro de la raza, y para poder visualizar metas más amplias e influyentes.

Entonces, hoy que vamos a hablar sobre las Reglas Básicas del Agni-Yoga.

Yo empezaría la temática con una gran afirmación esotérica, y es que,

la verdad está más allá de todo razonamiento

Cuando la persona está razonando, cuando la persona está discerniendo –y no digo que el discernimiento no sea necesario, estoy hablando de la verdad pura y simple–, cuando existe discernimiento, cuando existe discriminación y cuando existe movimiento mental, la verdad no puede reflejarse.

Así, que si queremos captar la verdad, y para mí la verdad constituye el noble objetivo del yoga, hay que dejar la mente dentro de un gran silencio, dentro de un estado supremo de expectación, dentro de la cual la verdad se pueda manifestar por sí misma, sin esfuerzo, sin presión, por cuanto la presión y el esfuerzo niegan la verdad.

Llegados a este punto de comprensión, la vida tiende a revelar el secreto de verdad que, como herencia suprema, nos está aguardando desde el principio de los tiempos, desde el principio en que la raza humana empezó a ser, y empezó a crear las circunstancias adversas y menos adversas que llamamos karma.

Podríamos llegar en cierto momento de nuestra vida a considerar que el karma viene provocado, precisamente, porque estamos dentro de un proceso de masificación, dentro de un proceso de identificación, dentro de un proceso de apego.

Si nos damos cuenta de que realmente el karma es esto, es esta masificación, y que dentro de esta masificación ambiental estamos nosotros sin posibilidad alguna de crear, quizá llegaremos a una conclusión, una importante conclusión, y es que la vida con todos sus hechos y con todos sus acontecimientos debe liberarse al penetrar en nuestro ser, lo cual implica que nosotros deberemos vivir tan suavemente que no crearemos ningún ejercicio de presión contra el ambiente y contra las circunstancias.

Ayer, una señora me preguntaba sobre un problema psicológico; un problema, sea psicológico, sea de tipo humano –en el nivel que sea– siempre viene por un proceso escalonado de identificación.

Naturalmente, que se me puede decir, “¿es que, acaso, no está la vida toda ella masificada al extremo de haber creado unas avenidas que solamente conducen a la identificación del ser con todo cuanto le rodea….?”

Yo también les preguntaría,

¿hemos hecho algún esfuerzo realmente práctico en este sentido, en el sentido de ver el ambiente, las circunstancias, los hechos y las personas –al menos el aspecto emocional de las personas– desde un punto de vista tan impersonal que aquello carezca realmente de importancia para nuestro ser?

¿Podemos llegar hasta un estado de desapego del ambiente, mediante el cual los problemas casi podríamos decir que no tienen razón de ser?

La vida es un tremendo desafío para nuestra conciencia, y aquel que quiere abarcar de nuevo el secreto de la vida contenido en la verdad de cada cosa, deberá desarmarse por completo frente a las circunstancias, frente al ambiente, y frente a las personas.

¿Significa esto transigencia?

Hay una gran diferencia entre la indiferencia y la impasibilidad, yo me refiero muy concretamente a la impasibilidad, no a la indiferencia.

Solamente el ser egoísta puede ser indiferente, y me atrevo a decir que aquí venimos para despersonalizarnos al extremo de no ser egoístas y, por lo tanto, entramos en un nuevo ciclo dentro de la vida espiritual del ser, dentro del cual podamos aspirar a cosas mejores, cosas más importantes, cosas que estén íntimamente relacionadas, ya no con el pequeño karma individual sino con el karma de la propia naturaleza, y realizar el sueño de la Jerarquía para la Humanidad.

Que el hombre aprenda a sumergir sus pequeños problemas dentro del gran problema del Universo, que es una forma de decirles también que la auto-identificación ya no tiene las barreras limitadoras de la personalidad, sino que son las fronteras cósmicas, un círculo más allá de nuestras posibilidades actuales.

Pero, hay que pensar en grandes proporciones, hay que pensar -hablando un poco paradójicamente- más allá del pensamiento, más allá del deseo.

¿Qué hay más allá del pensamiento y más allá del deseo?, existe el propósito de la Naturaleza, allí donde van a converger los problemas de todos los seres humanos. Ustedes dirán que esto suena a una utopía.

Una cosa es utópica hasta que no se ha comprobado prácticamente su eficacia en la práctica, o cuando el hombre ha emprendido realmente la gran aventura de síntesis, aquel camino infinito dentro del cual todas las cosas contienen su propio mensaje.

¿Por qué cada cosa, cada hecho, cada acontecimiento, cada persona, cada aspecto en la vida tiene su propio mensaje?

porque no ofrecemos resistencia.

El hombre resiste. Le es más cómodo resistir que pasar impasible ante los hechos, pero, la suma total de tantas identificaciones y de tantas resistencias traen como consecuencia al ser humano tal como lo conocemos en la actualidad.

La mecanización es la consecuencia de la masificación, la cual, a su vez, es consecuencia de pasar por la vida de una manera indiferente.

Esta indiferencia es negativa desde todos los ángulos de vista, me atrevo a decir, que cuando estamos observando inteligentemente cualquier situación, lo cual significa, según mi propia opinión, que estamos entrando raudamente dentro del sendero del Agni-Yoga, que estamos liberando a través de nosotros no solamente el contenido kármico que nos pertenece como individualidades, sino que ayudamos también a reducir en volumen, si podemos utilizar esta expresión, del karma racial.

Es una forma de decir que la no-resistencia, que la impasibilidad suprema, que la adaptabilidad, constituyen, como siempre ha sido así, las armas del servidor, del hombre.

Todos nos creemos servidores, porque, como decíamos ayer, somos poco humildes, y cualquier pequeña cosa toma ante nuestra visión un efecto extraordinario, una extraordinaria arquitectura o estructura, porque arranca de nuestro propio ser y, como no hay humildad, vamos creciendo dentro de esta estructura, hasta llegar a una completa mecanización.

Ahora estamos aquí tratando de reducir el volumen de nuestros pensamientos, el volumen de nuestro karma, y me pregunto si podemos realizarlo.

¿Estamos atentos?, ¿estamos expectantes?

Estamos demostrando que podemos hacerlo, y el desafío inmediato que surge a la conciencia es si podremos persistir en esta serena expectación de estos momentos, porque son ustedes quienes provocan esta expectación.

Están viviendo aparte del tiempo.

El tiempo solamente existe cuando ustedes tienen un problema, cuando no hay problema no está el tiempo.

El reloj, este invento de nuestro siglo, es el condicionador de la conducta humana, pero, esta condición no tiene importancia si lo analizamos desde el punto de vista profesional, o del punto de vista social, pero, ocurre algo, que al reloj le hemos dado un significado psicológico y, por lo tanto, el reloj nos ata, nos encadena, nos mecaniza y, parte del Agni-Yoga es abstraerse de todo cuanto implique mecanización, de todo cuanto implique tiempo, de todo cuanto implique identificación con algo o con alguien.

Naturalmente, hay otras vertientes, ¿verdad?

Podemos pasar indiferentes hasta una cierta condición ambiental, por ejemplo, qué nos importa que se estén matando en el Líbano, por ejemplo, pero nos afecta profundamente que se asesine un general en Madrid.

Eso no, ¿verdad? Desde el punto de vista cósmico, ¿qué es lo que más importancia tiene?, o desde un punto de vista netamente social.

Es un problema mundial y nosotros estamos habituados a solucionar los pequeños problemas personales, hasta qué punto lo estamos logrando es una incógnita y pertenece al fuero interno de cada cual.

Pero, cuando es un problema mundial forzosamente nuestro corazón debe sentirse lacerado, porque donde muere un ser humano es un hermano nuestro que está muriendo, ya sea blanco, negro, de cualquier color, porque Dios no mira la piel, ¿verdad?, está mirando la integridad, aquello que es su propia vida, que es su propia existencia.

Por lo tanto, no sólo hay la importancia de considerar los hechos más allá de nosotros mismos, por los beneficios que reportan a nuestra condición psicológica, sino, mejor, por las consecuencias cósmicas de nuestras actividades impersonales, que pueden mover el mundo en términos de realización espiritual.

Podemos ser fraternales, ¿verdad?, y, como decíamos ayer, la fraternidad continúa siendo todavía una palabra, una palabra tanto más rica, cuanto más superficial es nuestra vida.

Y, no obstante, con este bagaje debemos ir avanzando, y por eso estamos aquí y ahora, para ver si es posible, entre todos de alcanzar un punto de síntesis dentro del corazón, a partir del cual nuestra vida empiece a ser creadora.

La verdad convence sin atar y la verdad atrae, aun sin convencer, significa esto que no podemos captar la verdad en forma intelectual, sino que la verdad, el Propósito de Dios a través de la naturaleza, solamente puede ser captado por el corazón.

Siendo el corazón el centro del equilibrio individual, como el cuarto planeta, nuestro planeta Tierra, que es el centro de un gran compromiso kármico, una aventura, una relación social entre Dios y nuestro Logos planetario.

Como el 4º Rayo, por ejemplo, es el centro de equilibrio de todos los rayos que existen en el Universo, por lo tanto, el corazón, que es el centro de Agni-yoga, es también el centro de síntesis y, tal como decíamos ayer, síntesis no es una letra, no es un adjetivo que vayamos a conquistar: síntesis es el equilibrio de todas las funciones psicológicas, orgánicas, o espirituales, dentro de cualquier ser nacido.

Se nos dice esotéricamente que el 4º Reino, el reino humano, es el centro místico de la evolución planetaria, porque está en el centro mismo de todos los reinos: el mineral, el vegetal y el animal; después viene el reino de los cielos, el reino de los devas y el reino divino.

Es importante, por lo tanto, que todas las relaciones que se basan en el equilibrio, o sea, en el número cuatro, estén de una u otra manera identificadas con nuestro propósito, el propósito de ser.

El propósito de realizar, el tratar de vincularse, de una u otra manera, en uno u otro plano, con el Propósito de la Divinidad, teniendo en cuenta –desde el ángulo jerárquico– que si faltase una sola célula humana dentro del gran concierto universal, el propio Universo fallaría.

Somos importantísimos desde el ángulo de vista del Logos Planetario, y hasta del Logos Solar, y quizá también desde el ángulo de vista del Logos Cósmico.

Es, por lo tanto, lo que les decía ayer, que cuanto más extendamos nuestra visión, lo cual implica que tendremos muy pocas metas u objetivos ante nuestra visión, de una manera más potentísima, más profunda y más clara y determinante, podemos captar la verdad, podemos ser conscientes del principio de la liberación, y esta liberación tendrá forzosamente que ser interpretada por nuestro ser para llegar a una culminación.

Y no voy a hablarles a ustedes de iniciación, no obstante, se nos dice, ocultamente, que cuando el ser humano está serenamente expectante, cuando está inteligentemente observando, cuando está profundamente y serenamente hendiendo sus alas por el infinito, en esta justa medida está siendo iniciado.

No pensemos tanto en la iniciación como una simple ceremonia, como en un acto de conciencia cotidiana, pues es este acto de conciencia cotidiano, este proceso de no identificación, es el que nos está transformando, el que nos está deificando, el que nos está iniciando en los misterios de la Divinidad.

Todas estas cosas, dirán ustedes, ya las sabemos, ya lo sé que ustedes lo saben, pero, hay que partir de cero porque, como decíamos, nuestros tiempos no son ni mejores ni peores que los que nos han precedido en la historia del planeta, pero, son tan absolutamente diferentes que, forzosamente, nuestra mente, nuestra emoción, nuestra sensibilidad, nuestra conducta entera, tendrá que modificarse absolutamente para poder abarcar el sentido nuevo de estas cosas nuevas que nos trae Acuario.

Y, al hablar de Acuario, me voy a referir muy concretamente a una estrella dentro de dicha constelación, habitada por el Logos Supremo de esta gran Constelación de Acuario, que, según se nos dice, no podemos comprobarlo, ¿verdad?, está enviando por primera vez en la historia del Universo de nuestro Sistema Solar, sus irradiaciones sobre el planeta Tierra.

No sé por qué, o por qué misterio ocurre este hecho, pero, sí puedo decirles que la Jerarquía en uno de sus Concilios, y visando la potencia tremenda de estas energías del 1er Rayo que venían a la Tierra y que provocaron la desintegración del átomo, dieron a la Tierra la oportunidad, por primera vez en su historia, de introducir en el campo absoluto de las necesidades mundiales una energía que técnicamente podemos definir como de liberación.

Como consecuencia surgió del planeta una gran individualidad, que afortunadamente todavía está con nosotros: Krishnamurti, porque cuando Krishnamurti desaparezca estoy temiendo por la integridad de su mensaje, por lo que representa, porque ha sido el primer ser que, de una u otra manera, alcanzó a proyectar a través de su vida una parte muy considerable de este 1er Rayo que viene de esta estrella a través de la cual se está manifestando el Logos Cósmico de la Constelación de Acuario.

Y todo cuanto vayamos a decir acerca de Agni-yoga, tendrá que ver forzosamente, también, con parte de esta tremenda energía que viene de Acuario, en un sentido muy creativo, en un sentido muy liberador.

Esto ya lo estamos realizando, o estamos tratando de realizarlo, vemos que la vida tiende a ser cada vez más difícil desde el ángulo de vista de la personalidad, pero, mucho más fácil desde el ángulo de vista del Alma inmortal que a todos nos anima.

No venimos aquí, creo yo, inspirados por algún aspecto preocupante de nuestra vida personal, yo creo que todos estamos muy contentos con nuestra personalidad, pero, aparte de esta personalidad, existe un Alma integrante, un Alma superior, que ha recogido el mensaje de las estrellas, este mensaje acuariano, y está tratando de reproducirlo como una nota a través de la pequeña personalidad.

Estamos aquí por una razón causal y no por ninguna razón sentimental o personal, por tanto, podemos felicitarnos bajo este punto de vista sobre este aspecto.

Y como nos hemos introducido en cierta manera dentro del mundo de lo cósmico, y les hemos hablado de cosas que a ustedes quizá les van a asombrar, como, por ejemplo, este razonamiento que tiene que ver con una estrella de la Constelación de Acuario, y no de la totalidad de la Constelación de Acuario.

La totalidad de la Constelación de Acuario está actuando sobre el planeta, y a medida que el planeta, a través de su movimiento de retrogradación vaya avanzando al revés, buscando otras zonas de influencia, la fuerza de Acuario será cada vez más perceptible, más ostensible y objetiva.

Pero, hemos de introducir un factor que seguramente ustedes todavía no habrán leído ni captado en ningún tratado esotérico, y es el de hablarles muy concreta y específicamente del Centro de Acuario, de la Constelación más una estrella que pertenece a la vivencia psicológica, si podemos decirlo así, del Logos Cósmico que se expresa a través de la entera Constelación de Acuario.

Es como si hablásemos del Logos Solar a través de nuestro Universo, siendo cada uno de los planetas una de sus participaciones activas.

Entonces, habiéndonos introducido en el aspecto astrológico de la cuestión, tendré que decirles que, automáticamente, con la presión de estas energías del 1er Rayo, la Jerarquía adoptó ciertas afirmaciones de carácter planetario que deberían regir la condición vital de un gran número de discípulos dentro de los Ashramas de la Jerarquía.

Todo ello vino provocado, como decía antes, por la primera explosión nuclear, una explosión característica producida por un impacto sobre los éteres de esta fuerza del 1er Rayo.

No eran previsibles para la Jerarquía las consecuencias de ese impacto, pero, esotéricamente sabemos, que se produjo un desgarro total de la estructura etérica dentro de la cual está enfundado nuestro mundo, entonces, a través de esta fuerza fueron canalizadas ciertas energías de carácter dévico, potentes, radioactivas, hasta un punto en que crearon impactos sociales y produjeron varios efectos secundarios, el principal es que se dio a la Humanidad el Agni-yoga, de una manera ya directa, como una culminación de los demás yogas, y no como un yoga persiguiendo una meta, dense cuenta de que ayer hablábamos de metas para cada yoga, o de arquetipos para cada yoga.

Hatha-yoga persigue la belleza y la integridad y equilibrio de funciones orgánicas.

El Bakti-yoga perseguía la sensibilidad psíquica y la bondad del corazón, y el Raja-yoga perseguía el descubrimiento de la verdad.

Entonces, llegado a cierto punto de expresión, estas energías coincidentes en el aspecto etérico del plano físico, provocaron una situación muy particular que no puede ser medida si no se posee clarividencia causal, y que, por lo tanto, ha quedado prácticamente desapercibida por la mayoría de nosotros, pero ha provocado que el Agni-yoga se considerase como el Yoga de la Nueva Era.

No porque le correspondiese como ejercicio de raza, -porque nuestra raza actual, la Raza Aria, debe evolucionar a través del Raja-yoga, que es el yoga de la mente, siendo, como ustedes saben, la mente, el principio que guía toda la evolución de nuestra gran raza raíz-, pero, la condición existente de esas tremendas energías cósmicas gravitando sobre el planeta, introducidas a través de este desgarro, de esta herida dentro de los éteres, provocó que se anticipase el curso de la historia.

Entonces, un yoga que tenía que venir en la 6ª Raza-raíz, empieza a actuar ahora, y a ser utilizado por hombres y mujeres de buena voluntad del mundo, que tratan de vivir de acuerdo con el equilibrio que está marcando esta Nueva Era.

Me he referido a Krishnamurti porque, si ustedes se dan cuenta, hay una gran similitud entre las enseñanzas de Krishnamurti, o su mensaje, su vivencia, podíamos decir, con todo lo que significa el Agni-yoga, porque Agni-yoga, que carece de técnica en el sentido explícito de la palabra, es también el yoga de la acción causal.

Ya no se habla en términos de fuerza y de energía, sino en términos de vida, y ya no se trata de liberar la materia, sino se trata de liberar la propia vida que es, precisamente, el mensaje de Krishnamurti.

Pero, también hay que saber y darse cuenta, de que todo cuanto estamos diciendo aquí, y que puede ser un incentivo quizá intelectual para nosotros, tiene en el fondo un propósito sublime que hay que respetar, un fuego sagrado que hay que saber vigilar con extrema unción, a fin de llegar a un punto en que se convierta en parte integrante de nuestra vida.

Y cuando hablábamos de la similitud del Nirvana, del estado de Samadhi, de Satori, o de la liberación, tal como lo está anunciando Krishnamurti, vemos que existe un gran paralelismo hasta el punto de preguntarnos por qué hay luchas dentro del yoga, dentro de las distintas organizaciones religiosas, dentro de los partidos, dentro de todas las condiciones sociales, si se parte de un mismo principio y se busca una sola y única finalidad…

Bien, nuestra Era, como digo, viene impregnada de razones cósmicas, unas razones cósmicas de tan tremenda envergadura que para el ser humano que vive en estos ambientes sociales, puede resultar la prueba más dura de todas sus vidas.

Pero, sabemos que la iniciación, o la liberación, siempre es el resultado de una gran crisis, una crisis que no pueden evadir ni siquiera los Logos creadores.

Porque los Logos, lo mismo que las personas, están sufriendo modificaciones constantes dentro de su estructura espiritual y psicológica que les hace receptibles a condiciones superiores también, que están sujetos a crisis y están sujetos también a las iniciaciones que surgen de estas crisis, estos períodos de emergencia espiritual que surgen triunfantes, como el Ave Fénix de la mitología, de sus propias cenizas.

Y, como consecuencia de todo cuanto vamos estudiando o investigando, hay que tener en cuenta que el Agni-yoga, que opera dentro del corazón y no a través de la mente, ya no se presenta a nosotros con un carácter exclusivo de buscar una verdad intelectual, sino que se presenta bajo el objetivo supremo de que cada uno de nosotros nos convirtamos en la propia verdad, es decir, en la propia sabiduría de la Divinidad, sin temor a arrostrar este gran hecho sintomático dentro de la vida social del mundo, dentro del cual hay tantas tensiones y tantos conflictos.

Voy a decirles a ustedes que Agni-yoga, tan sencillo de explicar y tan difícil de realizar, tiene como objetivo supremo hacer que el individuo se reconozca a sí mismo como una parte inseparable de la propia Voluntad de Dios, y que aprenda a distinguir entre su pequeño libre albedrío personal –que siempre limita sus capacidades creadoras- y la Voluntad Omnipotente de la Divinidad.

Significa, tal como nos aseguran los grandes textos del pasado dentro del campo esotérico, que el hombre, que es el Hércules de la Tradición, debe realizar Doce Trabajos dentro de su corazón para poder redimirlo del fruto del tiempo.

Es decir, que es dentro del corazón en donde el tiempo tiene que disminuir al extremo de que no exista ninguna noción de tiempo y dar lugar a que el corazón se convierta en el espacio más allá de toda medida, que es la Voluntad de Dios, o que es el Amor de Dios, porque amor, voluntad e inteligencia siempre son la misma cosa, son aspectos del Propósito de la Divinidad en tiempo y espacio.

Y estos Doce Trabajos tienen que ver, analógicamente, con los doce compartimentos del Chacra Cardíaco, sus doce pétalos.

Hércules, nosotros, los que aspiramos a la iniciación, debemos efectuar un trabajo en cada uno de los pétalos del corazón, siendo cada uno de sus pétalos regido por una Constelación, de la misma manera que dentro del corazón se realiza el drama místico del Cristo porque fueron doce los discípulos de Cristo.

Cristo es la Joya en el Loto dentro del Chacra Cardíaco y los doce apóstoles… (corte de sonido)… estamos tratando de realizar estos trabajos con toda nuestra absoluta dedicación, para llegar a un punto dentro del cual, la dedicación, Dios y nosotros, seamos la misma cosa.

Y, como hay que dar opción a sus interrogantes, yo terminaría diciendo que las reglas operativas del Agni-yoga son las siguientes:

  1. Primera, una profunda atención, a todas las cosas, a todas las situaciones, sin argumentos, atención simplemente.
  2. Segunda, una serena expectación, porque, si estamos profundamente atentos, surgirá una expectación, una espera silenciosa, que es la espera de la verdad. Ella, la verdad, tiene que introducirse en nuestro corazón, por la vía del equilibrio, por la vía de síntesis, sin esfuerzo, sin resistencia.
  3. Y, finalmente, viene la correcta adaptabilidad, que no es sumisión, que no es transigencia, simplemente adaptarnos a las situaciones.

Cuando aprendamos a vivir profundamente atentos, serenamente expectantes y correctamente adaptables, sabremos lo que significa la plenitud de la verdad, sabremos lo que es la paz, lo que es la vivencia de la fraternidad del corazón en nuestras humanas relaciones.

Interlocutora. —… del 4º Rayo, del color… ¿se refieren al yoga?

Vicente. — El 4º Rayo se define esotéricamente como el de la armonía a través del conflicto.

El color depende de la persona, no del Rayo, porque de la misma manera que el agua pura, limpia y transparente, al pasar por el depósito de las imperfecciones toma el color de las imperfecciones, así un Rayo, el de la armonía, al pasar por el ser humano se convierte en conflicto, y por eso el Maestro Tibetano dice: “El 4º Rayo es el de la Armonía a través del Conflicto”.

Pero, ¿qué pasa?, o, ¿qué pasará?, que cuando la persona haya efectuado sus doce trabajos dentro del corazón, que sea perfecto en cada uno de los signos del zodíaco, entonces, habrá un equilibrio en su corazón y, el 4º Rayo, el centro de los rayos, penetrando en el 4º Chacra, el centro de los chacras en todo el cuerpo etérico, será solamente un Rayo de Armonía, porque el conflicto habrá sido eliminado.

Pero, el color no depende del Rayo, el Rayo es impersonal, es potente, es energía pura, es el dinero del que hablamos ayer, que no es ni bueno ni malo, depende del uso que hagamos de él.

Interlocutora. — ¿Quiere un vaso de agua? (Comentario a raíz de la tos de Vicente)

Vicente. — No gracias, es usted muy amable. Estoy constipado.

Interlocutora. — Lo que usted nos ha dicho de la profunda atención, la serena expectación, y la adaptabilidad, ¿esos son los Doce Trabajos?

Vicente. — Sí, es la esencia de los Doce Trabajos, porque cada uno de nosotros pertenecemos a un tipo astrológico.

No me refiero simplemente a la personalidad, les hablo a ustedes, como les hablará mañana el Sr. Martí, en forma muy esotérica. Por lo tanto, lo que indico –y voy a decírselo a ustedes, es muy interesante- que a cada tipo astrológico le corresponde un trabajo determinado en el corazón. Dense cuenta:

      • Aries, el trabajo que debe realizar es la resolución;
      • Tauro, la iluminación;
      • Géminis, relación;
      • Cáncer, estabilidad;
      • Leo, afirmación;
      • Virgo, revelación, es la Madre que revela al Hijo; y
      • Libra, el equilibrio. Dense cuenta, la relación que existe entre Libra y el corazón cuando está serenamente expectante;
      • Escorpio, valor;
      • Sagitario, aspiración;
      • Capricornio, redención de la materia, redención siempre;
      • Acuario, renovación;
      • Piscis, renunciación.

Acuérdense de Cristo, renunció a Su Padre para entregarse a la Humanidad.

Dejaré un hoja para que ustedes la repitan aquí, los amigos del centro, en la cual –pertenece al libro Introducción al Agni Yoga– se habla de la Constelación, de su Cualidad, del Pétalo que tiene que desarrollar, y de la Nota Clave del Signo.

Esto ayudará mucho a cada cual, si realmente quiere operar según las reglas del Agni-yoga.

Porque, naturalmente, hablamos de Agni-yoga y hablamos en un sentido muy descriptivo.

Ustedes deben darse cuenta de algo muy interesante: que están reproduciendo, sin esfuerzo, una sintonía cósmica, están en silencio.

Cuando están en silencio están muy atentos, están serenamente expectantes y están muy adaptables, y la adaptabilidad es oportunidad de servicio.

Y ustedes lo están demostrando.

Aquí y ahora se produce un milagro que podría, también, expresarse en cualquier momento del tiempo de nuestra vida kármica.

Hay que esforzarse en este sentido, pero, no es un esfuerzo a través de una técnica determinada, yo diría que es un esfuerzo de aspiración tan grande que sea capaz por sí sola, esta fuerza, de quebrantar el círculo infranqueable de nuestras propias limitaciones kármicas.

Ayer les decía –y lo recordarán muy bien– que cuando estamos silenciosamente expectantes pesamos menos, y no lo decía en un sentido puramente de peso físico –hay que repetirlo–, sino que psicológicamente ustedes se liberan de parte de su karma.

Si pudiésemos vivir constantemente en este silencio, ¿dónde estaría el karma?, ¿dónde estaría el tiempo? Pues bien, cuando estamos viviendo de esta manera tan impersonal, tan sin darnos cuenta, estamos reproduciendo la esencia divina en nuestra vida, estamos siendo creadores porque nuestra mente no ofrece resistencia a la vida, no ofrece resistencia a la verdad.

Está siendo la verdad, está siendo la vida, está revelando el propósito inmaculado del Creador del Universo.

Interlocutora. — Dice usted que el esfuerzo, sin técnica, se puede producir como un libre albedrío de la persona a un trabajo determinado, pero, justamente al ser libre, es decir, es un propósito libre, aunque se desfallezca, o se caiga, o…

Vicente. — Sí. El propósito individual cuando queda encerrado dentro del área de sí mismo, siempre es condicionante.

Dense cuenta, cuando yo me muevo dentro de la jaula que yo mismo me he forjado, solamente seré capaz de dar vueltas alrededor de mi propia jaula sin posibilidad alguna de redención, esto es el libre albedrío, con su condición mental, su condición psíquica, su condición física.

Pero, hablamos aquí, por ejemplo, de un estado de ser –de una conciencia sin estado, como decíamos– dentro del cual, de una u otra manera, se ha quebrantado el círculo-no-se-pasa de nuestra pequeña personalidad con su libre albedrío.

Y, ¿qué pasa?, cuando el libre albedrío ha roto la costra de sus propias limitaciones, por allí se filtra la Voluntad de Dios, la Mente de Dios, ya no es el libre albedrío personal, sino que es la Conciencia Cósmica a través de aquella pequeña parte individualizada, lo cual tampoco implica aniquilación.

La aniquilación –y esto, Madame Blavatsky tenía mucho interés en recordar a sus discípulos– no es que la gota individual se sumerja, se pierda dentro de la vastedad del océano, sino que es la vastedad del océano la que se introduce dentro de la conciencia individual, y esta gota, entonces, es cósmica y al propio tiempo tiene la conciencia individual.

Por lo tanto, si buscamos la verdad, si buscamos la liberación, todo cuanto hagamos en ese aspecto debe ser de la misma substancia de la liberación.

Entonces, si queremos alcanzar la serenidad de los altos lugares, deberemos vivir muy serena, muy silenciosamente, con mucha suavidad, con mucha dulzura, entendiendo que para mí dulzura implica un gran dinamismo creador, y no se aplica la dulzura todavía en las relaciones humanas.

Como poco sabemos de la compasión, como un aspecto búdico de expresión crística.

Y eso mañana y pasado discutiremos esto a fondo.

Pero, el Hércules humano está observando las cosas de la vida desde la atalaya de su propio corazón, y esta atalaya depende únicamente de la estructura dentro del corazón que nosotros hayamos podido establecer a través de los Doce Trabajos de Hércules y, cada cual debe trabajar dentro de su corazón, según sea su grado de evolución, y esto ustedes no sabrán cuál es su grado de evolución, pero la vida sí que se lo revelará a su debido tiempo, dentro de su propio signo astrológico y dentro de su propia comprensión de la verdad.

Con estas armas, mejor dicho, con este bagaje, ustedes deben emprender el gran viaje, la gran aventura de síntesis, deben introducirse dentro del océano de equilibrio del yoga superior en estos momentos, que es Agni-yoga, el Yoga del Fuego.

Kundalini, vamos a dejarlo por un momento, y vamos a trabajar, no con el centro Muladhara, sino con el centro Anahata del corazón, porque es aquí donde en Agni-yoga se realiza el trabajo.

La mente, silenciosamente expectante, no es capaz de reproducir ningún movimiento ambiental.

No posee cualidad alguna, está serena, apacible, es como el lago de aguas tranquilas y silenciosas, y refleja la verdad en todo.

Para calmar el río de nuestro turbulento lago hay que hacer solamente una atención formidable a todo cuanto ocurre, sin adherirse, como decíamos ayer, sin aplaudirnos ni condenarnos.

Si nos sentimos caídos, escuchad de nuevo la palabra de Cristo, “levántate y anda”, si avanzamos, no seamos conscientes de que estamos avanzando, porque la persona que avanza y al propio tiempo quiere medir las consecuencias de su avance, o que intenta limitar el curso de su acción, está perdiendo sus esfuerzos.

Es como si ustedes ahora, en estos momentos, intentasen hacer comentarios acerca de su estado, el porqué se hallan silenciosamente expectantes.

Desde el momento en que se piensa que se está silencioso ya no se está silencioso, y miren ustedes si es sutil el Agni-yoga, que debe tener contacto con los valores supremos de la vida, que cuando una persona está hablando, tanto es que acaba de pronunciar esta palabra, esta palabra ya no tiene valor, ya se ha perdido en la inmensidad.

Y, ¿qué hacemos nosotros?, siempre vamos al pasado intentando descubrir o argumentar sobre aquello que ha pasado. ¿Se dan cuanta cuán sutil es Agni-yoga?

Entonces, si estamos atentos al desarrollo de un hecho, dejando que pase este hecho, observándolo atentamente, sin identificación, nos daremos cuenta de que aquello, aparentemente sin importancia, lleva para nosotros el gran mensaje de nuestra vida.

Por lo tanto, en aquellos momentos no existe un acto, existe una revelación, o mejor dicho, que en cada acto puede haber una revelación del Señor en nuestra vida, porque el yo individual ha prescindido de sí mismo y ha dado más importancia al valor supremo de aquello que va viniendo que es una impresión llevada por el propio Señor que guía nuestros destinos, ya sea el Alma, ya sea el Logos Planetario, o el Logos Solar.

Lo interesante es que nos demos cuenta de que estamos deteniendo siempre el curso de los acontecimientos cuando nuestra mente intenta juzgar el hecho, o reproducir el hecho.

Un día amanece muy claro y vemos una puesta de sol magnífica y edificante, y nos sentimos reconfortados, y a la mañana siguiente queremos reproducir la experiencia y el día está nublado, me pregunto si un día nublado no tiene también una belleza dentro del aspecto conceptual de una mente que vive inmersa dentro de realidades.

Es decir, queremos repetir los hechos, y el mal de la humanidad es la masificación, la repetición, la mecanización.

Agni-yoga es vivir abiertamente hacia esta realidad sin fronteras, o este vivir de instante en instante, como dice Krishnamurti.

Ustedes, sin darse cuenta, ahora están viviendo ese instante en instante, porque no se paralizan en cada punto de ese instante.

Dejen que vayan pasando los puntos de ese instante y ustedes se convierten en los árbitros del tiempo, no en los emisores del tiempo.

Están viviendo más allá de esta realidad que llamamos tiempo, están viviendo dentro de la eternidad, porque están inmersos en un eterno ahora, que es esto, esto, esto, constantemente, sin intentar volver atrás para repetir.

Es como si en una pantalla gigantesca pudiesen grabarse todos los acontecimientos de la vida y ustedes estuviesen programando allí sus intenciones, sus recuerdos o sus opiniones, o sus esperanzas, siempre quedaría parada la vida en aquel momento del tiempo, porque ustedes lo paralizarían.

Entonces, en la pantalla gigantesca de la vida hay que dejar pasar los hechos, sin crear resistencia a los mismos, observándolos cuidadosamente.

Ejercítense ustedes en esta práctica, sean incansables, no es un esfuerzo, es una comprensión.

La liberación, la iniciación, solamente puede venir cuando el individuo deja de prestar atención a sus pequeñas debilidades, y todos tenemos debilidades; es decir, no nos condenemos ni nos aplaudamos, simplemente dejemos que vaya surcando la vida su infinito misterio dentro de nosotros.

Leonor. — Oye, podrías hablar también de la inmensa repercusión que se produce a nuestro alrededor, los avances propios se ven más a nuestro alrededor, porque, o se provoca… (Corte de sonido)…o se madura en ellos y, entonces, la convivencia se ajusta. Verdaderamente es como una explosión los avances internos que hacemos, eso será también parte del Agni-yoga, ¿verdad?, del fuego purificador, porque en muchas personas sus problemas particulares están en su medio ambiente familiar, profesional, etc., pero, es que al cambiar ellos mismos se modifica algo, porque también proyectamos, irradiamos y, en este caso hay muchas soluciones, a veces son rupturas, pero a veces son soluciones de tipo armónico, como lo que representa el número cuatro en medio del número siete.

Vicente. — Definitivamente, usted ha hecho una gran pregunta porque nos va a ayudar a clarificar el tema, como es, por ejemplo, el fenómeno de irradiación.

Es un fenómeno científico, ¿verdad?, pero sus repercusiones son incalculables cuando aplicamos el sentido psicológico de un discípulo, o de un investigador esotérico, frente a un campo no trillado, digamos, todavía, dentro de los aspectos esotéricos, o dentro de los aspectos espirituales.

Existe entonces una fricción, porque la persona que de una u otra manera se lanza a la vida de esta manera tan armoniosa y total, sin darse cuenta –lo que decíamos ayer– está introduciendo en su compuesto molecular -y cuando utilizo el término molecular no me refiero única y exclusivamente al cuerpo físico, sino al compuesto molecular de la sensibilidad, o el cuerpo emocional, el cuerpo astral, y también al contenido molecular del plano mental, porque todo está hecho a base de moléculas.

Dense cuenta de que nuestro Universo es el plano físico-cósmico, por lo tanto, hay que hablar de moléculas en toda la extensión, desde el plano físico más denso, hasta el plano ádico más elevado-, entonces, cuando vivimos de esta manera tan equilibrada, tan total, y tan armoniosa, hay una invasión tremenda de átomos neutros –por así decirlo– que provienen del plano búdico, que al llegar a nuestro contenido se impregna de todo cuanto existe allí dentro, y si la fuerza es suficiente expulsa, más allá de su contenido etérico, estas fuerzas que va eliminando.

Si se pudiese eliminar y, al propio tiempo irradiar enseguida el aspecto superior, no habría fricción ambiental.

Pero, ¿qué ocurre?, cuando la persona invoca esta fuerza y empieza a eliminar, no elimina lo bueno sino lo malo, y esto malo, no es que sea malo en comparación con lo que tenemos de bueno, sino que son fuerzas que estamos lanzando sin darnos cuenta, y que pueden afectar la integridad psicológica de aquellos que viven con nosotros, porque, si todos estuviésemos en el nivel, o en la estatura del Maestro, todo contenido irradiante sería de tal calidad que provocaría a nuestro alrededor un aura de fraternidad, un aura de compasión, un aura de simpatía, un aura de curación.

No sucede así, y hay que estar muy atentos al devenir de los hechos circunstanciales que ocurren en nuestra vida de aspirantes cuando realmente nos hacemos invocativos, porque, entonces, la inclusión, o la absorción, de aquellas moléculas de tipo superior, expulsan violentamente a través del aura etérica el contenido inferior presente en nuestros vehículos, y entonces se producen dentro del ambiente choques y fricciones.

De esta manera, podríamos contestar, quizá científicamente, a aquella señora que me preguntaba sobre una condición particular, sobre un problema específico, porque, realmente, sin darse cuenta, se ha hecho potentemente invocativa, y no es que las personas que conviven con ella vayan contra ella, sino que reaccionan contra unas energías que desconocen y sobre las cuales no pueden luchar porque, a pesar de todo, aquellas energías que el aspirante va desechando, son superiores aún al contenido molecular de las personas que puedan convivir con el aspirante en cualquier momento del tiempo y del espacio.

Así que todo es científico, todo es psicológico y todo es espiritual.

Pero, si provocamos efectos ambientales, tengamos también la suficiente cordura para no contribuir a la desarmonía, antes bien, habrá que cuidar con absoluta medida de amor aquello que estamos provocando, aquello que sin darnos cuenta estamos invocando del espacio etérico.

Y aquí habría mucho que decir, mucho que argumentar, pero la base es esta.

No podemos hablar todavía en términos de irradiación superior como lo hace el taumaturgo.

Ustedes saben que el taumaturgo es aquella persona extraordinaria, con capacidades para irradiar a través de sí átomos puros, y el fenómeno de irradiación que efectúa a través de su contenido celular es de tan extraordinaria pureza que forzosamente inclinará a la pureza, a la armonía y al equilibrio a todas las personas que vivan con nosotros.

No sucede así porque estamos sujetos a un proceso de limpieza molecular, si podemos decirlo así, pero, como decía, si logramos establecer nosotros la ciencia del equilibrio, si tratamos de buscar constantemente el secreto de la verdad en cada hecho y acontecimiento, vamos también a progresar en el sentido de convertirnos, siquiera parcialmente, en taumaturgos, que podamos curar, que podamos remediar, que podamos bendecir y que, por lo tanto, con esta suprema irradiación podamos vivir dentro de valores permanentes. ¿Se están cansando ya?

Interlocutora. — Por favor, lo que antes ha dicho, que ha contestado a esa señora, que, por ejemplo, la acción se desarrolla entre dos personas, la una, o sea, está, digamos, tratando de recuperarse, ¿no?, y la otra, por medio de lo que usted ha explicado, nota esta vibración, pero no la encauza, sino que se rebela y trata de destruir, no solamente a sí misma, sino a todos los demás, en la otra persona, ¿cómo puede ayudar, o qué es lo que puede hacer?

Vicente. — Son dos leyes distintas, o fracciones, o aspectos de la misma ley.

Si una persona que ha nacido dentro de una órbita, o unas condiciones vitales, psicológicas, que la impulsa, la reorienta hacia la verdad, y la verdad para ella tiene más importancia que lo demás, entonces será ella la que decidirá lo que debe hacer, porque he hablado de adaptabilidad, mas no de transigencia.

He hablado de impasibilidad, no de indiferencia.

Una persona, un ser humano, que ha establecido dentro de sí un camino, este camino es espiritual al máximo y sabe que puede conducirle, quizá con el tiempo, a conseguir los poderes del taumaturgo.

Hablando en un sentido muy figurado, tendrá que decidir en cualquier momento de su vida lo que debe hacer, si continuar prestando atención a una persona que jamás la comprenderá, y por lo cual no puede perder el tiempo –si es que siente la voz del Maestro en su corazón y no sea un espejismo vano, ¡cuidado!, hay que estar muy seguros al respecto– de decidir cambiar radicalmente de vida.

Y el cambio más radical que pueda operar una persona en su vida es siendo armoniosa, a pesar de todos los pesares.

Esa armonía llevará a esta persona a una gran condición psicológica de fuerza que hará posible la victoria en todos los aspectos, porque la que triunfa en la vida, no es el simple entendimiento de un hecho, no es la simple atracción hacia una persona, sino que es la experiencia mística de la verdad.

Si la persona obtiene esta experiencia mística de la verdad, seguramente que la verdad será tan potente en ella que la elevará por encima de todas las cosas, sin esfuerzo.

Agni-yoga no admite el esfuerzo, ni la disciplina, admite la comprensión, y a través de una serie escalonada de comprensiones viene la verdad.

Es como la lógica, hay que ser lógicos en muchos puntos de nuestra vida, porque el hábito de la lógica crea un automatismo que se asemeja mucho a la intuición, pero, más allá de la lógica, de la comprensión, está la verdad, pura y simple, y ésta si se manifiesta en nosotros siempre dará la medida exacta de lo que debamos hacer.

Pero, repito, –utilizo mis palabras con mucha prudencia– la persona debe estar muy persuadida de que busca la verdad y no busca un sentimiento de autoglorificación, porque la verdad es tan grande que no puede caber dentro de una mente que tenga propósitos, u objetivos, o metas, que dice de luchar contra esto o luchar contra otra cosa, porque eso es fácil.

Es la línea de mínima resistencia la lucha y el esfuerzo.

Al contrario, lo que cuesta más es reducir el esfuerzo, reducir la tensión, reducir la lucha, no incentivar más el fuego en nuestra vida, es dejar las cosas tal cual son y que sea Dios el árbitro, la justicia de la actitud, no nuestros deseos inmediatos.

Interlocutora. — Pero, precisamente porque lo blanco está en la armonía y el equilibrio, entonces, lo que irradia cerca de ti no puede soltar la tensión. A ver si me explico, en la convivencia, y con las personas que tienes a tu alrededor, al irradiar armonía y equilibrio, yo creo que (es) al revés, vas apaciguando las tensiones, no creándolas, ¿no?

Vicente. — Bueno, depende también del carácter receptivo de las personas.

Hay personas irreductibles, bajo ese aspecto.

Si una persona tiene un punto, un sólo punto en su vida, que permita penetrar dentro de ella estas moléculas superiores, ayuda a armonizar, naturalmente.

Aquí hablamos de un caso imposible, de un caso difícil.

No siempre ocurre que una persona, al incentivar el proceso de su vida, mueva o estimule de una manera inferior a las demás personas, a pesar de que la energía sea buena, sino que es un caso extremo.

Habitualmente, cuando una persona expulsa estas bacterias, digamos, negativas, la persona que las recibe, por ser de condición a veces inferior, las recibe como una dádiva, sin esfuerzo, por tanto, aquello la ayuda a progresar.

Expulsamos, quizá, lo que para otros significa su campo evolutivo, de ahí la necesidad de la intercomunicación, psicológicamente hablando.

Así que hay muchos casos en que la persona irradiando pueda convencer sin atar y atar sin convencer, como decíamos en el aspecto de la verdad, pero, puede crearse enemistades y conflictos constantes y tensiones, y ahora me refiero que hay que estar muy atentos al devenir de los hechos para no perder esta estabilidad, esta armonía que constituye en sí el principio y la meta del Agni-yoga.

Interlocutora.— Entonces, para llegar, por ejemplo, a esa armonía, vendría entonces la desafección, el estado de desafección, [¿la antipatía quiere significar?] No [¿el desafecto como falta de afecto?] No, no, el desapego. [¡Ah! ¿El desapego?]

Vicente. — Naturalmente, el desapego es inevitable, porque el desapego debe triunfar de las condiciones existentes entre personas, porque las personas sufrimos porque estamos apegadas las unas a las otras.

No sufrimos por el hecho de esforzarnos, sino que estamos tan identificados con aquello, que al intentar modificarlo sufrimos ya desde el principio.

En cambio, si vivimos de una manera muy atenta, silenciosa, expectante, sin darnos cuenta estamos eliminando fricciones, porque cuando una persona se encuentra desapegada, automáticamente –me refiero a la persona contraria sobre la cual se efectúa el desapego– se siente sola, y esa soledad puede ser de un carácter edificante, de un carácter muy prometedor en su vida, puede incluso llegar a la vida de aspirante, porque se nos dice, esotéricamente, que para alcanzar la verdad hay que pasar por la soledad.

Y la persona que se sienta sola, es el principio.

¿Y cuándo se siente una persona sola?, cuando se siente falta de amor, o falta de atención, porque vivimos del amor y de la atención de los demás hacia nosotros.

Cuando se produce este hecho, ya estamos dentro de un cauce perfecto, dentro del cual puede existir el equilibrio y la solución entre dos vidas, o entre una y varias vidas, las que están relacionadas con esta vida.

¡Vayan experimentando esto!

Quizá sea difícil, pues es largo el proceso, pero hay que empezar.

Interlocutor. — Yo entiendo que esto implica un desamor, y si implica un desamor al haber un desapego hacia los seres o las personas por las que te interesas, aunque realmente se establezca ese productor de dolor, indudablemente, el dolor en una relación entre personas, es amor, y si el amor lo desprendemos de la propia existencia, no tenemos tampoco una existencia armónica total, porque, Dios sobre todas las cosas también es amor.

Vicente. — Bueno, pero, Dios es amor, pero no es apego.

Cuando una persona ama muy profundamente a una persona, no indica que estemos apegados a aquella persona, sino que el amor que sentimos por aquella persona se ha vuelto universal.

Pero, usted se refiere cuando amamos a nuestros hijos, a nuestra esposa, a aquellos que queremos, ¿verdad?

Usted analice la cuestión, hablo de desapego, no de falta de amor.

No hay que confundir el amor con el apego, porque la persona está apegada a situaciones conflictivas ambientales.

Hemos constituido una familia, y como hemos constituido una familia estamos kármicamente ligados a esta familia, y dentro de las relaciones de esta familia existe un afecto, existe una afección, y existe también un apego.

Si caen dos niños, ¿a quién se acude primero?, al nuestro, ¿verdad?

Esto es apego, no es amor, porque primero sería el que está más cerca de nosotros, sea el nuestro o sea el de otra persona.

Lo que pasa es que medimos el amor siempre dentro de los límites de lo humano, y hay que empezar ya a hablar del amor dentro de los límites universales, dentro de los cuales el amor es tan grande, es tan inmenso, que no existen fronteras, ¡claro!, no existe este amor en este mundo todavía, o, solamente los Grandes Maestros, los Grandes Iniciados, o los Grandes Discípulos, están capacitados para realizarlo, o para proyectarlo.

Pero, que no nos guíe esto a decir que estamos amando y que este desapego es falta de amor.

Estoy diciendo que hay que vivir muy impersonalmente viendo las cosas que suceden, y sucede todo dentro de un ambiente familiar, un ambiente profesional, un ambiente comunal, un ambiente de grupo y un ambiente universal.

Hay personas que están dedicadas, y lo hacen muy bien, y está dentro de los cánones de la sociedad humana, de vivir única y exclusivamente para su familia, pero,

¿cuántos de entre ustedes no tienen otras aspiraciones, y pueden prescindir, sin dejar de amar a su familia, para venir aquí, por ejemplo?,

¿dejan de amar a su familia porque estén aquí? ¿Ven?

Es un cambio de situación psicológica.

Cuando amamos intensamente, dentro de la intensidad de este amor, estamos reproduciendo la vida del Señor del Universo, es decir, que de la misma manera que el océano de Dios se vuelca dentro de la gota humana, el inmenso amor de Dios se vuelca dentro de la gota individual y desborda de amor universal, y hay un desapego en esto y, sin embargo, es amor perfecto.

Leonor. — Bueno, si me permites, quería recordar que el amor universal es libertad hacia los seres que queremos, pero, no les damos la libertad, esperamos que nos amen como nosotros amamos. Y recordemos, brevemente, lo que Krishnamurti le dijo a una madre que su hija no llevaba el camino que ella quería, le dijo: “Tú has obrado con ella bien, tú cumple, pero piensa que tu hija es una vida y tú eres otra, por lo tanto, tu hija, en su medida, dará conciencia de sus actos y tú darás conciencia de los tuyos, tú has cumplido…” (Corte de sonido)…los otros son más fáciles, éste es muy difícil.

Vicente. — Precisamente, yo estaba presente cuando sucedió esto, a Krishnamurti se le ve dirigido precisamente a una madre hablando de su hija, que su hija tenía conflictos y la madre estaba desesperada y, sin embargo, era gran amiga de Krishnamurti, y Krishnamurti le dijo: “Tu hija y tú sois dos almas diferentes, deja que tu hija haga esto y tú haz lo que creas conveniente, déjala, es su propio yo, su propia singularidad”.

¿Es que la familia debe atarnos hasta el extremo de condicionar nuestra vida, nuestra verdad, nuestras grandes ilusiones cósmicas?

Es que llegará un momento para todos nosotros en que tengamos que dejarlo todo para seguirle a Él, me refiero a la verdad, y esto lo hablamos el primer día, ayer, cuando nos referíamos exclusivamente a lo que es la singularidad individual.

Cuando la persona deja de ser Alma y se convierte únicamente en personalidad ya está siendo víctima del apego, solamente a través del tiempo, cuando el apego –que repito, es falta de amor– es una atracción simplemente de tipo emocional, se encuentra inmerso dentro de un campo de expresión tan dilatado como es el propio Universo, entonces se da cuenta de que ama con más intensidad que antes, pero, con menos apego.

Puede amar, porque, naturalmente, está esta persona sujeta a la gran transmutación cósmica dentro de su corazón, está realizando lo más difícil que puede hacer un ser humano, que es desapegarse de todo cuanto le rodea y, sin embargo, cumplir como el primero y el mejor dentro de sus compromisos kármicos.

¿Podemos considerar esto con atención, la tarea de realizar una cosa perfectamente y darnos cuenta de que al hacerlo con perfección es porque está henchida de amor esta cosa que estamos realizando?

Interlocutor. — Si me permite, con referencia al apego, hace dos o tres meses, hay una frase, y es conveniente repetirlo,… “Para que nada nos separe ni que nada nos ate”.

Vicente. — Exacto. Sí, para que nadie nos separe, que nadie nos ate. Es la filosofía, precisamente, de la realidad.

Interlocutor. — En realidad el apego no es más que egoísmo.

Vicente. — Bueno, sí, todos llegamos a la conclusión y todos somos egoístas en este punto, pero, hay que empezar siendo conscientes de que somos egoístas y de que estamos apegados.

Ahora bien, no queramos mixtificar los términos.

No digamos que, cuando no estamos apegados, estamos faltos de amor, yo diría que es al contrario, es falta de amor porque nos sentimos atados, y aquello que sentimos no es amor sino que es una atracción en cualquier nivel, una atracción hasta el punto de sofocar nuestro amor universal y llevarnos por el conducto de la empresa cotidiana, en el ambiente familiar.

Es decir, que cuando –permítanme referir esto místico en la vida de Cristo– a Cristo lo llevan a crucificar, dice a Juan: “Juan, esta es tu Madre, Madre, este es tu Hijo. Yo, estoy aparte”, y quiere decir en todas las fases de Su historia, “mi Reino no es de este mundo”.

Y nosotros vivimos en el reino de este mundo, apegados a todas las cosas de este mundo y, apegados como estamos a las cosas de este mundo, estamos tratando de valorar el mundo de Dios y el mundo del amor, lo que hacemos es disfrazar nuestras intenciones.

Estamos tratando de que no se vea aquello que realmente somos.

Repito, todos somos egoístas, pero hay que empezar a no serlo, y hay que empezar a no serlo empezando por desapegarnos de todo cuanto constituye nuestro ambiente social, lo cual significará que estaremos más profundamente despiertos para considerar este ambiente social.

Podemos vivir de acuerdo con esta realidad tremenda que es el vivir libres de tiempo y espacio, aunque sea en el pequeño escenario de nuestra pequeña vida familiar, porque, sin darnos cuenta, estaremos viviendo unos momentos estelares –como decía anteriormente, no sé si todos estaban aquí– que se están introduciendo, o se han introducido dentro del campo magnético de la Tierra, unas energías del 1er Rayo, cuya fuerza, cuando se manifiestan como amor, es amor con justicia.

Nada tiene que ver con la apreciación que tenemos del amor hasta este momento.

Más les diría: en otros planetas de nuestro Sistema Solar, el amor tiene una condición completamente distinta de la nuestra, por misterio de Rayo, por misterio de Constelación, por la propia evolución de ese Logos planetario.

Pero, cuando el amor se manifiesta en forma de justicia, sucede aquello: “Yo no vengo a traer la paz, yo vengo a traer la espada”, porque solamente con la espada de la justicia se puede liberar el amor que está apegado en el centro de todos los corazones.

Y, ¿cuál es la espada de la justicia?, apliquemos profunda atención, serena expectación y correcta adaptabilidad constantemente, y nos daremos cuenta de que realmente hay una obra a realizar en nuestra vida y, además, que participamos muy conscientemente de esas energías que están actuando aquí, y que solamente hay que hacerse asequibles a ellas, ya están, no es una creación nuestra, no es una creación de la humanidad, sino que es el producto de una relación cósmica, de una Fraternidad de Dioses.

Pues, de la misma manera que constituimos agrupaciones sociales, más o menos cercanas, desde el campo familiar al campo social, o integral, o mundial, existe la Fraternidad Cósmica de los Logos, y todos constituyen familias y, si existiese apego entre estas familias,

¿cuál sería el orden universal o cósmico existente?

Todo sería una desgracia, una guerra.

Pero, como nosotros, si queremos vivir de acuerdo con la realidad divina, debemos vivir de acuerdo con la ley de la justicia, automáticamente deberemos coincidir todos en un punto: que hay que cambiar fundamentalmente nuestros hábitos de vida actuales, con todas sus modificaciones en el orden social, con todas sus implicaciones en el orden familiar, para llegar un momento en que nos demos cuenta de que realmente somos factores creativos dentro de la sociedad.

Si llegamos a este punto –que mañana continuaremos insistiendo, ya vamos a terminar–, lo que vamos a hacer es convertir nuestra vida en un océano de vida cósmica, seremos aparentemente los mismos, nada aparentemente habrá faltado dentro de la órbita de nuestras obligaciones sociales, pero,

¿qué misterio se habrá producido en nuestro interior?: habremos realizado aquello para lo cual ha nacido el ser humano, para establecer en su vida, en su mente y en su corazón, el Reino del Amor y el Reino de la Justicia.

 

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