Bhagavad Gitâ (V) Renunciación de las obras

0
1471
Bhagavad Gîtâ
Arjuna pregunta:
  1. Ensalzas la renuncia de las obras y al mismo tiempo ponderas su recto cumplimiento. De ambos medios, ¿cuál es el mejor? Dímelo de una vez, ¡oh Krishna!

    El Bendito Señor Krishna responde:

  2. Tanto la renuncia de las obras (Sannyâsa) como el Yoga de acción (Karma yoga) conducen igualmente a la Bienaventuranza Suprema. Pero de ambos, el yoga de acción es en verdad mejor que la renuncia de las obras.
  3. Perfecto asceta (Sannyâsin) es el que nada desea ni nada aborrece. Libre de los pares de opuestos, muy pronto quebranta sus ataduras, ¡oh armipotente!
  4. Los niños, no los sabios, hablan con discrepancia del Sankhya y del Yoga. Quien está verdaderamente afianzado en uno u otro, cosecha el fruto de ambos[note]El fruto es Moksha, esto es, la liberación de Mâyâ, la Gran Ilusión, lo cual es idéntico a la Unión con Dios.[/note].
  5. El lugar a que llegan los sankhyas también lo alcanzan los yogis. A Aquel ve quien ve que uno solo son el Sankhya y el Yoga.
  6. Sin Yoga, ¡oh armipotente!, difícil es llegar a la renunciación. El Muni, en armonía con el Yoga, prontamente se une al Eterno.
  7. El purificado, el de sentidos sujetos y disciplinados, el que está en armonía con el Yoga y sabe que su Atman es el Atman de todos los seres, no es afectado por las acciones que ejecuta.
  8. El armonizado, el que conoce la Esencia de las cosas, cuando vea, oiga, toque, huela, coma, ande, aliente y duerma, podrá decir: “nada hago”.
  9. Y al hablar, y al dar, y al tomar, y cuando los ojos cierre y abra, pensará diciendo: “entre los objetos de sensación actúan los sentidos”.
  10. A quien ofrece todas sus acciones al Eterno, sin que le mueva apego alguno, no le contamina el pecado, como hoja de loto, cuya limpidez las aguas no mancillan.
  11. Los yogis cumplen la acción sin aliciente alguno y exclusivamente con el cuerpo, con la inteligencia, con el discernimiento y aun con los sentidos, para la purificación del ser[note]Los yogis dejan trabajar su mente, cuerpo, etc., pero no tienen identificación con ellos.[/note]
  12. Luego que el hombre armonizado abandona el fruto de la acción, alcanza la Eterna Paz. Al hombre no armonizado le hostiga el deseo y a sus acciones se liga por el apetito del fruto.
  13. Habiendo renunciado mentalmente a toda acción, el Soberano Morador del cuerpo, descansa tranquilo en la ciudad de las nueve puertas[note]Navadwâre pure: la “ciudad de las nueve puertas”[/note],esto es, el cuerpo físico. sin actuar ni ser causa de acción.
  14. El Señor del mundo no engendra la idea de actividad, ni las acciones, ni el nexo entre la acción y el fruto de la acción. Tan sólo se manifiesta la Naturaleza.
  15. El Señor de nadie acepta ni malas ni buenas acciones. La sabiduría está envuelta en la ignorancia y por esto viven ilusos los mortales.
  16. Verdaderamente, en quienes la sabiduría ha disipado la ignorancia, refulge la sabiduría como el sol y les revela el Supremo.
  17. Pensando en Dios, inmergidos en Dios, afianzados en Dios, enteramente entregados a Dios, ya libres por la Sabiduría de todo pecado, van allá de donde jamás se vuelve.
  18. Por igual mira el sabio al brahmín docto y humilde, que a la vaca, al elefante y aún al perro y al suapaka.
  19. Aquellos cuya mente permanece en equilibrio, se sobreponen a todas las cosas de la Tierra; el Eterno es ecuánime e incorruptible; y,por lo tanto, descansan en el Eterno.
  20. El que con firme y estable discernimiento conoce al Eterno y en el Eterno descansa, no se regocija en el placer, ni se aflige en el dolor.
  21. Aquel cuyo ser está desapegado de todo contacto externo y halla dicha en Atman, manteniéndose en armonía con el Eterno por medio del Yoga, goza de Bienaventuranza perpetua.
  22. Los deleites nacidos de externos contactos (Samsparya) son verdaderos manantiales de pena, porque tienen principio y fin. El Sabio, ¡oh Kaunteya!, no puede regocijarse en ellos.
  23. Armonizado (Yuktahâ) está, y feliz es el hombre capaz de resistir en este mundo, hasta verse libre del cuerpo, la violencia del pasional deseo.
  24. El que interiormente halla la felicidad, el gozo y la iluminación, es un yogi que uniéndose al Eterno, alcanza la Paz del Eterno (Brahma-Nirvânam).
  25. Los Rishis, limpios de pecado, cuya dualidad se ha desvanecido y que ya controlado su ser, se aplican al bienestar de todos los seres, logran la Paz del Eterno.
  26. Cerca están de la Paz del Eterno quienes a sí mismos[note]Es decir, el conocimiento de Atman.[/note] se conocen, y libres de toda pasión y deseo subyugaron carne y mente.
  27. Excluidos los contactos externos, con la vista clavada entre cejas[note]Se refiere a mantener los ojos semiabiertos y la mente fija en Atman.[/note] y ritmificadas la inspiración y espiración del aliento en las ventanillas nasales;
  28. Con los sentidos, mente y discernimiento sin cesar disciplinados (Yata), en única querencia de liberación y extintos para siempre el deseo, el temor y la concupiscencia, queda verdaderamente libre el sabio.
  29. Reconociéndome como el Señor de todo sacrificio y austeridad, como el potente Gobernante de todos los mundos, como el Amador de todos los seres, logra el sabio la Paz.
Así, en el Glorioso Upanishad del Bhagavad
Gîtâ, la Ciencia del Eterno, el Libro dela Unión Divina, el coloquio entre Sri Krishna y Arjuna, es el Quinto Capítulo titulado: RENUNCIACION DE LAS OBRAS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.