Como vimos en el advenimiento de la tercera subraza, la irania, de la quinta raza aria, Annie Besant y Charles Leadbeater nos relatan[note]Annie Besant; C.W. Leadbeater (2005). El Hombre: de dónde y cómo vino y adónde va. Madrid. Editorial Luis Cárcamo.[/note] que sobre el año 29.700 a.C. encarnó el Mahagurú o Bodisattva en la figura del primer Zarathustra, o Zoroastro según lo denominaron posteriormente los griegos, o posteriormente Zarathust o Zarduscht.
Según estos teósofos, el Bodisattva encarnó en el cuerpo físico del príncipe real llamado por aquel entonces Mercurio. El ser que encarnó es el mismo que más tarde lo haría en la figura de Siddharta Gautama el Buda.
Zarathustra les enseñó que el fuego era el más puro elemento y el purificador de todas las cosas y que, de allí en adelante, sería para ellos el símbolo de lo más sagrado. También les transmitió que el fuego estaba plasmado en el Sol de los cielos y, aunque oculto, ardía también en el corazón del hombre y que era calor, luz, salud y fuerza, y que en él y por él todo tenia movimiento y vida.
Zarathustra dedicó gran parte de su encarnación a instruir a los sacerdotes del imperio persa y una vez finalizado su trabajo desapareció en un inmenso torbellino de fuego.
Pero llegados a este punto, es difícil establecer un lazo de unión desde esta perspectiva teosófica, narrada por Annie Besant y Charles W. Leadbeater, hasta otros estudiosos del Zoroastrismo ubicados en diferentes órbitas como la filosofía de las religiones, la teología, el misticismo, la mitología e incluso de la propia teosofía. La distancia que media entre ambas perspectivas abarca un período de más de 27.000 años. Un período que resulta difícilmente conciliable entre ambas partes (si es que se pretende conciliarlas).
Por ese motivo, creemos que es necesario abordar el importante legado del Zoroastrismo trascendiendo los aspectos de carácter histórico, y poniendo el foco en su mensaje e impacto en la evolución de la humanidad en esta quinta raza aria.
Como veremos más adelante, en esta exégesis, sorprendentemente nos encontraremos con bastantes coincidencias.
Lo que posteriormente se llamaría zoroastrismo es el producto de las enseñanzas reveladas a Zarathustra por Ahura Mazda (Señor Sabio). Por este motivo, también se le conoce al zoroastrismo como la religión Mazdeísta.
Estas enseñanzas trascenderían los anteriores cultos politeístas y animistas del pueblo iranio, aunque en generaciones posteriores del clero zoroastriano se recuperaron algunos cultos antiguos.
La religión zoroastriana se extendió rápidamente por todo el imperio Persa y en otras regiones de Asia occidental como Mesopotamia.
Según otros estudiosos más recientes, esta religión gozó de su momento más glorioso en el Imperio Persa entre los años 559 a.C. y el 651 d.C. coincidiendo con el desarrollo de diversos imperios iranios previos a la islamización. Aún posee cerca de 150.000 de fieles devotos, concentrados principalmente en la India, Irán, Pakistán y Sri Lanka.
Como otros grandes maestros o avatares de la historia, la vida de Zoroastro fue una epopeya. Un nacimiento excepcional, una infancia y juventud deslumbrantemente precoces, una estancia de aislamiento en el desierto donde le será revelado el ser supremo, y posteriormente, sufrimiento y persecución en su etapa madura, previa a su muerte.
No es posible encontrar una biografía común en la juventud del Avatar, dado que las leyendas publicadas lo ubican en sus orígenes en familias muy humilde, a otras más burguesas, hasta otras enclavadas en la realeza de la época.
No obstante, trascendiendo esos datos biográficos concretos podemos encontrar elementos comunes en la excepcionalidad de Zarathustra en su desenvolvimiento en la tierra. Nos referimos concretamente a que mostró preocupación por resolver los problemas de ignorancia, de perfidia y de las prácticas supersticiosas del pueblo; mostró compasión y ayuda al sufrimiento de los más desfavorecidos, al maltrato al reino animal; mostró determinación por la igualdad entre hombres y mujeres; colaboró de forma decidida en la mejora de las técnicas agrícolas y ganaderas; e inculcó la importancia de la paz entre los pueblos.
El Avesta, texto sagrado del zoroastrismo
El texto sagrado del zoroastrismo es el Avesta, un conjuntos de diversos textos, fundamentalmente cantos sagrados. Algunos estudiosos consideran impropio la denominación común Zend-Avesta.
Este libro es poco conocido. Fue escrito y readaptado sobre el año 600 d.C. dado que anteriormente se transmitía a través de una tradición oral. Los textos litúrgicos, que se incluyen en el Avesta se llaman generalmente Yasna (término que significa «reverencia»)
Los textos contenidos en el Avesta son una reducida parte de los que existían cuando esta religión estaba en pleno apogeo. Como otros textos sagrados, la obra original o sus revelaciones, fueron desnaturalizadas con el correr de los tiempos. La invasión de Alejandro Magno (356 aC – 323 aC) supuso la destrucción de sus tres cuartas partes originales.
La parte más antigua del Avesta, los Gatha, consistente en 17 himnos, se le considera obra directa de Zoroastro. Estos textos originarios contienen bastantes datos autobiográficos, aunque podría tratarse de una biografía imaginaria para destacar la figura arquetípica del hombre que contacta con la divinidad.
Los Gatha forman junto con el Yasna Haptanhaiti (de los 7 capítulos) un conjunto que aparece escrito en una lengua más arcaica que el resto del Avesta. Esta lengua Gáthica comparte numerosas expresiones empleadas en el Rig-Veda, el texto sagrado más antiguo de la tradición hindú.
Hubo una primera compilación del Avesta realizada por los arsácidas (225 aC -226 dC) y una segunda por la dinastía sasánida (225 dC – 652 dC) incorporando ideas helénicas y de la India.
La doctrina de Zoroastro
La doctrina de Zoroastro aporta luz a las oscuridades de la duda en el hombre, aportándole esperanza y una vía clara y concisa para encontrarse con Dios y su obra de perfección.
Zoroastro manifiesta que la existencia tiene dos reinos o dos dimensiones: la espiritual y la material. El reino material es en realidad un reflejo del reino espiritual.
Zoroastro explica que existe una Luz esencial y majestuosa que brilla en todo lo manifestado, y que el universo es la manifestación creada por el reflejo de esa Luz.
La doctrina tenia como valores clave: la rectitud, la justicia, la castidad, la piedad, la caridad, la beneficencia y la laboriosidad. Estos valores clave, paradigmas de la ética alcanzar por el hombre, son reflejos y atribuciones de Dios, mediante los cuales el hombre puede llegar a Él. En el Avesta estos atributos vienen recogidos en los Amesha Spentas.
La rectitud
La rectitud, Asha, guiaba al hombre hasta ponerle en presencia de Ahura Mazda. Asha significaba orden, simetría, disciplina, armonía y comprendía todas las categorías posibles de pureza, fidelidad, veracidad y beneficencia, más todos los actos que se inspiraban en estas excelencias.
De la rectitud proceden el orden y la disciplina; de la injusticia el desorden y la discordia. Defender a Asha en todo momento y toda circunstancia es deber ineludible de todo zoroastriano.
Para un mazdeísta, Asha, es decir, la rectitud, eterna Verdad y Realidad única, es el alfa y omega de la creencia.
Hoy mismo, la primera de todas las oraciones que enseñan a pronunciar a los niños es el aforismo Ashem Vohu, siguiente: «La rectitud es el mejor de los dones, y la divina felicidad. Feliz el que vive para sostener lo mejor, ¡la rectitud!»
Avesta:
«No hay sino un sendero, el sendero de Asha, todos los demás son falsos.»
«Yo estoy con aquellos que mantienen el orden, no con los que crean el desorden»
«¡Oh Ahura Mazda! Asegúranos que mediante la mejor Asha, a favor del Asha más perfecta, conseguiremos gozar de tu vista, acercarnos a Ti, ¡ser unidos a Ti!»
Heródoto:
«Desde la edad de cinco años hasta los veinte, enseñan a los niños tan sólo tres cosas: a montar a caballo, a tirar con el arco y a decir la verdad.»
«Consideraban la emisión de una mentira como la peor desgracia. La segunda consistía en haber contraído una deuda, y ello por muchas razones, pero especialmente porque todo deudor se vería necesariamente conducido a proferir mentiras.»
La justicia
Según el Avesta, la justicia era inseparable de la sinceridad. Cuando el día del juicio (4º después de morir), el alma del difunto era juzgada por Meher Davar, el dispensador de la justicia postuma, que era asistido por dos colaboradores, Arshtat y Rashnu. Por ello invocaban de este modo a Rashnu.
Estas invocaciones lo eran de virtudes, lo cual, se asemeja lógico y generoso, porque lo que es virtuoso lo es en favor de todos.
Por el contrario, invocar divinidades esperando favores al que reza o a sus allegados, como sabemos, además de inútil resulta interesado y egoísta.
«Invocamos la palabra pronunciada con sinceridad. Invocamos la justa obediencia. Invocamos la noble rectitud. Invocamos las palabras que comunican fuerza y dignidad viriles. Invocamos la paz que da la victoria. Invocamos la verdad, que extiende en el Mundo la prosperidad y que es la característica principal de la religión mazdayaneana. Invocamos a Rashnu el superlativamente sincero.» (Visparad, VII, 1, 2)
La verdad
«Un discurso enunciado según la verdad, es el más victorioso en la asamblea.» La justicia, la veracidad y la imparcialidad eran de tal modo estimadas, que un juez justo e imparcial era declarado santo y comparado a Ahura Mazda.
«Militad, para sostener vuestra causa, empleando medios leales hasta con vuestros enemigos.»
«El hombre que ha cometido la falta consistente en violar su compromiso es culpable de un acto equivalente a perjudicar al país todo entero. Por consiguiente, no rompas un pacto que te obliga, ora lo hayas establecido mediante un Asho o un Darvand, pues tanto uno como otro son votos que obligan.»
«En toda ocasión y circunstancias es preciso pagar las deudas a aquellos con los que se las ha contraído en virtud de un pensamiento verdadero, palabra verídica e intención sincera.»
La castidad
Zarathustra, se refiere exclusivamente a la castidad matrimonial en el sentido de devoción matrimonial, que se exigía por igual a hombres como a mujeres. En ninguno de los pueblos asiáticos la igualdad entre los sexos era tan perfecta en lo que afectaba a muchas obligaciones sociales.
«A las vírgenes que van a casarse dirijo palabras de advertencia, lo mismo que a vosotros, ¡oh futuros maridos! Escuchadlas con el mayor interés, y esforzaos por practicar una vida de acuerdo con el buen Espíritu, con objeto de que vuestra existencia doméstica sea dichosa.»
La piedad
En cuanto a la piedad compasiva, es mencionada como atributo del hombre fuerte, al que corona de gloria.
Zarathustra pregunta a Ahura Mazda:
«¿Cómo debemos adorarte, a Ti y a tu Amesha-Spenta?»
y el Todo Poderoso responde:
«Aquel que desea agradarme en este Mundo es preciso que desee desarrollar (favorecer, aumentar) mi creación. Es preciso que la persona con la que Ahura Mazda quiera amistad, agrade a los justos, aliviando a los que sufren y protegiéndolos contra aquellos cuyo espíritu se dirige hacia el mal.»
La caridad
Es un precepto fundamental de esta religión que posteriormente, a través del cristianismo, heredaría el Islam.
«Aquel que asiste al pobre abandonado proclama el reino de Dios.»
«¡Oh Mazda! ¿Cuál es tu Reino? ¿Cuál es tu voluntad para que obrando de acuerdo con ella yo pueda conseguir tu amistad?» Ahura Mazda responde: «Alcanzarás mi amistad ayudando a los pobres que se te asemejan, que viven como justos y cuyo espíritu es bueno.»
«¡Oh zoroastrianos mazdeístas! Aliviad a aquellos que han caído en la desgracia»
«¡Pueda en esta casa triunfar la generosidad sobre la avaricia!»
«Aquel que, bien que poseyendo medios suficientes, no practica sin dudarlo la caridad, rápidamente irá a la ruina sin intentar siquiera evitarla.»
«Que los tormentos caigan en abundancia sobre aquel que no siente sentimiento alguno caritativo.»
La beneficencia
Ahura Mazda estimaba más, por considerarla más útil, una buena acción que diez mil oraciones. Para que se tuviera siempre presente esta obligación de obrar bien y de ayudar a los demás, por la noche convenía, repasar en la memoria lo ejecutado durante el día.
«Estad dispuestos con pies, manos e inteligencia, ¡oh mazdeístas zoroastrianos!, para llevar a cabo acciones buenas, adecuadas y hechas en el tiempo preciso, y para evitar las acciones malas, inadecuadas e inoportunas. Sé vivo en cumplir en este Mundo buenas acciones y en ayudar a los abandonados y a los necesitados.»
El trabajo
Esta religión esencialmente práctica, insiste particularmente sobre la laboriosidad, la iniciativa individual, la agricultura, la ganadería y la dignidad del trabajo.
No había piedad ni manifestación religiosa con verdadero valor, distinto del trabajo y de estimularse uno a sí mismo a ser hombre y a ganarse el pan con el trabajo.
«No hay oración comparable al trabajo honrado.»
«Yo expulsaré la pereza que nos adelgaza. Yo expulsaré la pereza de largas manos»
«Levantaos, ¡oh hombres!, y que el hecho de hacerlo con el alba sea la mejor alabanza a esa pureza incomparable que expulsa a los daevas. Pues de otro modo, la pereza con sus largas manos, que duerme al mundo material todo entero, volverá a precipitarse sobre vosotros apenas el día haya aparecido y cuando a lo lejos los humanos empiecen ya a levantarse. ¡Oh hombres!, no conviene que durmáis mucho tiempo»
«Dos cosas son particularmente gratas a Ahura Mazda: Que penséis en él levantándoos al despuntar el día, y que luego le olvidéis ocupados en ganar para vosotros y los vuestros»
«Que vuestro propio trabajo regular asegure vuestra existencia»
«Ningún daño al hombre honrado e industrioso, que vive entre los malos»
«Jamás, ¡oh Mazda!, el perezoso embustero tiene parte en la buena creencia»
«Cuando el trigo crece, los demonios son cogidos por el espanto; cuando los gérmenes se han abierto, los demonios tosen; cuando se ven los tallos, los demonios vierten torrentes de lágrimas; en la casa en que los granos son movidos y trabajados, los demonios caen derribados por el suelo.»
«Alabanza a la vaca, buenas palabras en su honor, victoria para la vaca, ¡alimento y pasto para ella! Trabajemos para las vacas, pues ellas nos procuran ¡nuestro alimento!
«¡Podamos estar unidos en espíritu con el Bahman Ameshaspend, el gran favorecedor! Pues es él el que extiende la paz en medio de la creación buena. Los animales de ‘todas clases están, en este Mundo, bajo su protección. Aquellos a los que estos animales deben su alimento, su conservación y su protección, no carecen ni de comida ni de vestidos. Al contrario, satisfechos y bien abrigados están gracias a ellos»
«Creador del mundo material, ¡oh Justo! ¿Cuál es el medio de apoyar la religión Mazda-Iraniana?» He aquí lo que respondió Ahura Mazda: «El cultivo incesante del trigo, ¡oh santo Zarathustra! Todo el que cultiva el trigo cultiva la rectitud, hace avanzar la religión de Mazda-Yasnan cien pasos, la da de mamar en mil tetas y la refuerza con diez mil ofrendas.»
La educación
La caridad ya comentada no consistía simplemente en aliviar la miseria y satisfacer las necesidades materiales de aquellos que lo necesitaban, sino que había que llenar también sus lagunas intelectuales, morales y espirituales. Se insiste sobre el deber de educar a todos los que necesiten de este socorro.
«A todos aquellos correligionarios, hermanos o amigos que lleguen necesitados de conocimientos, que sean instruidos mediante enseñanzas útiles y palabras afectuosas y santas.»
«Aquel que desee la luz del conocimiento desea los auxilios de un Athravan. Aquel que desea la plenitud del conocimiento desea el don de un Athravan.» (Un Athravan era un maestro espiritual de los cuales Zarathustra era el tipo perfecto)
«¿Cuál es la más elevada de todas las acciones de los hombres?» «Suministrar el conocimiento a aquellos que están en condiciones de recibirle. Haciéndolo se adquiere la mayor santidad.»
«No dejéis a vuestra mujer, a vuestros hijos, a vuestros conciudadanos, ni permanezcáis vosotros mismos, privados de educación, con objeto de que daños y miserias no os hieran y para que, si no lo hacéis, tengáis motivos de arrepentimiento.»
«Por poco extenso que sea el conocimiento dado por un hombre a los que no estaban calificados para recibirlo, el tal es más digno de aprecio que otro que, por sabio que sea, no ha hecho a nadie participar de sus conocimientos o que no ha asistido con ellos a personas que lo merecían»
La doctrina del fuego
Zoroastro menciona a menudo el fuego como símbolo de la iluminación y de la Gnosis de Dios. El fuego era sagrado en tanto que símbolo de Dios, referencia de la Gnosis y de la pureza moral, y por ello el fuego siempre permanecía encendido en los templos.
En el Avesta, Zoroastro habla del Fuego de la Vida.
Fuego de la Vida en el sentido de fuego vital, no el de adoración del elemento fuego. Zoroastro insta a sus seguidores a mantener encendidas las llamas del Fuego de la Vida con los elementos más puros. Estos elementos, son los pensamientos y actos más puros
Después de Zoroastro, el significado esotérico del símbolo del fuego fue malinterpretado y reducido exclusivamente a las particularidades del plano físico.
Esta doctrina del fuego realmente se refiere al servicio espiritual, dado que éste actúa como pulidor del corazón, abrillantando el alma e incrementa el fuego del amor por Dios y por la humanidad.
El bien y el mal
Sin duda uno de los aspectos que más llama la atención en toda filosofía trascendente es su visión acerca del bien y del mal.
Zarathustra dice: «Verdaderamente, hay dos Espíritus primordiales, gemelos que se hallan en conflicto. En palabra y en acto ellos son dos: el bueno y el malo»
La exageración de este Yasna, derivó en la creencia errónea según la cual Spenta Mainyu (el mal) y Ahura Mazda serían hermanos, lo cual derivó en algunas interpretaciones que consideraban al Zoroastrismo como una tradición politeísta. Recientemente, se considera de manera unánime al Mazdeísmo una tradición monoteísta.
Bien y mal son opciones personales en la predicación de Zaratustra, estos dos espíritus están en lucha constante en los seres humanos. Son atributos de la personalidad humana y, pese a lo que digan ciertas interpretaciones erróneas, no tienen existencia por sí mismos, ni son dos creadores o espíritus antagónicos.
Estos atributos conviven en cada persona y cada uno tiene la libertad, o más bien la responsabilidad, de inclinarse hacia la oscuridad o hacia la luz, inicialmente. Posteriormente, conforme el discípulo se aproxima a Ahura Mazda, esa dicotomía va integrándose, va desapareciendo. La consecución de se objetivo de integración de opuestos se consigue únicamente a través de la experiencia en la vida y en el servicio. Zoroastro cree por tanto que todos los seres humanos somos privilegiados por tener esa capacidad de elección, independientemente de sus actos pasados y de lo que se conoce como karma o predestinación.
La acción humana es una elección individual que puede impulsar el bien y rechazar el mal, hasta el punto de alcanzar la Bondad y la Verdad supremas una vez se integran ambos polos. El hombre elige entre ayudar al progreso del mundo hacia un estado más elevado y encontrar la felicidad, o actuar contra la voluntad de Dios, quedar separado de la verdad y cautivo de la desdicha.
Alcanzar Asha, la Verdad absoluta, es un proceso que depende del nivel de aspiración, de afán, pero fundamentalmente de compromiso y servicio. En funció de esa orientación, de esa implicación, cada ser humano alcanza grados diversos de percepción de la Verdad.
Cada persona pues, es libre de elegir pensar bien, decir bien y obrar bien. Este es el núcleo de la trilogía que Zoroastro menciona repetidamente en las Gathas y es el centro de sus enseñanzas.
Se trata de una batalla entre el amor y el ego inferior. En ese kurukshetra, el mal (el deseo del ego inferior) está siempre presente, dispuesto a la mentira y al auto-engaño, asumiendo papeles o personajes diferentes con el objeto de subsistir a toda costa.
Inspiración en otras religiones posteriores
El Mazdeísmo o Zoroastrismo puede considerarse no sólo la primera de las grandes religiones, sino la fuente de la que había tomado el judaismo, y gracias a él el cristianismo y más tarde el mahometismo, ciertos de sus dogmas más importantes. Incluso podríamos agregar el budismo.
Los sacerdotes del pueblo judío, después de su destierro en Babilonia, entraron en contacto con sus homólogos iranios y conocieron la doctrina de Zarathustra. Parte de la doctrina asimilada por los judíos, se transfirió posteriormente al cristianismo y al mahometismo.
Estas tradiciones se vieron influenciadas por el zoroastrismo en conceptos e ideas como:
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La inmortalidad del alma
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La resurrección de los cuerpos
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La creencia en el juicio final
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La existencia de lugares de recompensa y castigo (Paraíso e Infierno)
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La esperanza en un Salvador
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La presencia del mal en un Mundo obra de un Dios bueno.
El budismo toma conceptos que son recogidos en lo que se ha dado en llamar el Óctuple Sendero: el pensar, hablar y actuar recto, como la concepción de la Mente Recta o Buena. Este libro sagrado es por lo demás una anticipación de las enseñanzas de Buda.
Aportaciones de H.P. Blavatsky
H.P. Blavatsky aporta seguramente el puente necesario para salvar esa dicotomía que comentábamos al inicio de este artículo. Blavatsky considera que «Zoroastro» fue un titulo genérico y que han habido hasta siete Zoroastros. Esto es probado por él mismo cuando dice: »Yo soy el que vive y muere«.
Esta interpretación nos permite por un lado, comprender la trascendencia de las revelaciones y de su persistencia en un período tan dilatado, y por otro lado, nos permite asimismo comprender su ósmosis con otras tradiciones con las que interactuó. Según H.P. Blavatsky, el último Zaratushta fue el de Desatir, el décimo tercero de los profetas y el séptimo con ese nombre.
Para H.P. Blavatsky la influencia sobre la tradición judía es más que evidente, pues después del éxodo, el pueblo judío era simplemente una colonia persa imbuida de toda la magia y de la tradición zoroastriana.
También afirma que la verdadera historia de Zoroastro y de su religión no se ha escrito todavía y como se ha comentado anteriormente, en la exégesis de su obra existen grandes lagunas de oscuridad y contradicción.
Asimismo indica que la clave para la correcta interpretación del Avesta se encuentra oculta en el fondo de los libros de la Kábala Caldea: el Zohar (Esplendor) por Shimon bar Yojai; el Sepher Yetzirah o Libro de la Creación (atribuido al patriarca Abraham pero escrito por un sacerdote Caldeo) ; y del Comentario de los Sephiroth.
No obstante la pérdida del legado escrito de Zoroastro, H.P. Blavastky afirma que las tabletas con todas la revelaciones originales podrán ser recuperadas algún día porque existe una cierta roca hueca, llena de estas tabletas, dentro de una enorme caverna llevando el nombre del primer Zarathustra (por su nombre mágico) . Esta caverna junto a numerosas inscripciones en los muros está situada en uno de los picos de Thian Shan.
La llave esotérica para los misteriosos credos de la Religión de los Sabeos o Planetaria y de la Solar o Adoración del Fuego, en un tiempo insolentemente apodados, se encuentra en esa caverna.
En ella el gran profeta se halla representado con una estrella de oro sobre el corazón y como perteneciendo a esa raza de los gigantes ante-diluvianos citados en los libros sagrados tanto caldeos como judíos.
Conclusión
Zoroastro aporta una doctrina basada en el principio de la Unidad Divina y la experiencia directa de ésta.
Él habló de un Dios que era la fuente de amor y de gracia para toda la humanidad, y animó a la gente para que realice en sus actos la hermandad y la compasión. Quiso unir a todos, no sobre la base de sus creencias o de su condición social, sino sobre la de sus buenos pensamientos, palabras y obras, y de su compromiso y amor por la humanidad y la creación. De esta forma aportó esperanza y compasión a la vida del hombre.
La única forma de oración aceptable para él es el servicio a los demás y el seguimiento de los tres principios de nobles pensamientos, nobles palabras y nobles obras.
La armonía en el hombre es en realidad un estado de recuerdo y unidad con Dios, un estado de lucidez y de iluminación gracias al cual el hombre experimenta claridad mental y certeza en el corazón. Ahí radica toda la simbología de la doctrina del fuego, del fuego de la vida, como una alusión al estado de teofanía en el hombre.
Sus enseñanzas se transmitieron de generación en generación mediante historias y ceremonias, y fueron adoptando gradualmente la forma de poesía para poder ser recordadas y preservadas a través de los años en un libro llamado Avesta que significa «el libro de la vida»
El Avesta es en realidad un libro con instrucciones llanas y sencillas para alcanzar una vida feliz y la dicha eterna.
Sus muchos años de enseñanza y de trabajo incansable continúan beneficiando a la humanidad en nuestros días.
Josep Gonzalbo
Bibliografía
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Arthur Powell (1930). El Sistema Solar. Buenos Aires. Editorial Kier.
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Annie Besant; C.W. Leadbeater (2005). El Hombre: de dónde y cómo vino y adónde va. Madrid. Editorial Luis Cárcamo.
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Sergio Fritz Roa. Zoroastrismo: Una religión ancestral.
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Mojgan Watson. Zoroastro: el custodio del fuego de la vida
-
Dastur Dr. Framroze A. Bode. La Filosofía espiritual de autorrealización de Zarathustra.
-
Edouard Schure. Los grandes iniciados: Zoroastro y Buda.